El nuevo tramo, cuya construcción empezó en agosto de 2013 y se espera inaugurar en el primer cuatrimestre de 2015, generará además una nueva forma de recorrer esta Maravilla del Mundo, explicaron autoridades del paseo.

Se trata de un tramo que partirá del sendero del mirador El Biguá, que ofrecerá una vista cercana de la isla San Martín y el salto del mismo nombre, con lan ovedad de ser un circuito cerrado, ya que el turista no retornará sobre sus pasos sino que avanzará siempre, hasta volver al punto de partida en Estación Cataratas.

Esto dará una mayor comodidad y fluidez al tránsito de visitantes, que circularán todos hacia el mismo lado -sin los aglomeramientos que se forman al cruzarse dos grupos numerosos- lo que reducirá el impacto ambiental para la fauna al acumular menor presencia humana.

La obra serpentea entre altos árboles, en gran parte sobre el cauce del río, y conecta una serie de isletas de suelo rojo y cubiertas de tupida vegetación selvática.

En algunas partes ya están instalados los pasillos metálicos de las pasarelas sobre los pilotes de cemento, aunque faltan las barandas y bordes para aferrarse, y en las curvas los huecos del piso estan aún cubiertos por maderas.

En otras partes son sólo largos tablones sobre la estructura tubular, que arman un estrecho sendero sobre el agua que corre rojiza y burbujeante sin cesar uno o dos metros más abajo, no apto para quien sufra de vértigo ya que los listones son flexibles y se sacuden según el peso de quien camina sobre ellos.

Los troncos están protegidos con neumáticos y las pasarelas, aún las provisorias de madera, en ningún momento se apoyan en el suelo sino sobre tacos o armazones, siempre con una "luz" de al menos unos 10 centímetros, para no destruir la vegetación rastrera ni el habitat de una variada fauna de reducido tamaño.

 Ezequiel Bermejo, gerente de Marketing y Comercialización de Iguazú Argentina, concesionaria del área turística de Cataratas, anunció a esta agencia que en el sector de regreso las pasarelas estarán a la altura de las copas de los árboles.

Esto, además de brindar una experiencia distinta, ayudará a protegerlas de las fuertes crecidas del Iguazú, que llegan a multiplicar por más de diez el caudal, de unos 1.400 metros cúbicos por segundo en épocas normales hasta 19 mil.

No obstante, todo el circuito se hará con barandas modulares desmontables -como las del camino a Garganta del Diablo- que de ser necesario y para evitar su destrucción por la fuerza del agua en las crecidas, se pueden aflojar y dejar llevar por la corriente para luego recogerlas y volverlas a armar en pocos días.

En este emprendimiento, nuevamente el Estado y la empresa privada se combinan para concretar obras, ya que se trata de un proyecto de Parques Nacionales, que financia y lleva adelante Iguazú Argentina, según procedimientos establecidos en los pliegos de la concesión.

Esta obra da empleo a unas 40 personas en forma permanente y está a cargo del ingeniero Enrique Macchione, quien tiene experiencia en la dirección de obras en otros parq