Homenaje a las milicias andinas
Argentinos y chilenos se abrazaron en el hito fronterizo de Comecaballo, a 4.400 metros de altura, por donde hace 197 años cruzó una columna de milicianos riojanos que liberó las ciudades de Copiapó y Huasco, en el marco de la guerra por la independencia liderada por el General San Martín.
El encuentro en ese desolado e imponente lugar, que encabezaron autoridades riojanas y de la ciudad chilena de Copiapó, lo organizó el gobierno provincial, como homenaje a la Expedición Auxiliar Zelada-Dávila, el mayor aporte riojano a la causa libertadora, realizada entre enero y febrero de 1817.
También son objetivos de la cabalgata fortalecer la integración con el país trasandino, en especial la Tercera Región, y promocionar los atractivos que presenta para el turismo todo el recorrido -aún no explotado en ese aspecto-, y atraer promotores e inversores.
Ascendiendo por los Andes
La marcha comenzó el sábado último en el refugio cordillerano de Barrancas Blancas, a 3.800 metros de altura, donde recientemente se habilitaron oficinas de Aduana, Migraciones y Vialidad Provincial, sobre la ruta 76 que comunica con Chile.
En la jornada previa de aclimatamiento, el viernes, los expedicionarios soportaron una fuerte nevada y granizo que oscurecieron el día y tiñeron de blanco la policromía de los cerros y valles del lugar.
No obstante, el buen clima acompañó la expedición desde el sábado, cuando los aproximadamente 150 participantes, sobre mulas y caballos, muchos ataviados con ropas gauchescas y los típicos ponchos riojanos, portando banderas nacionales y provinciales, le dieron más color al paisaje.
Desde entonces, la columna marchó bajo un cielo despejado, con esporádicas nubes tan blancas como las nieves que persistían en las cumbres, todo en contraste con los tonos rojizos de las laderas y el verde de los mallines junto a los ríos Barrancas Blancas y Salado.
Esa jornada culminó en el refugio Comecaballo, a poco más de 4.000 metros de altura, donde los expedicionarios se movían lentamente debido a la falta de oxígeno en el aire, y muchos consumían "té de cuerno" -una hierba de la montaña- para aliviar el apunamiento.
El camino a la Independencia
Este domingo, el trayecto fue más breve que los 25 kilómetros previos pero también más duro, ya que el camino era sumamente empinado y consecuentemente se alcanzaba mayor altura, y se dejó atrás el suelo del valle -que había sido ablandado por las precipitaciones- para tomar senderos duros y de muchas piedras sueltas.
Las mulas, con su tranco firme subían hacia picos cada vez más cercanos entre manchones de nieve y grupos de penitentes que sobrevivían al fuerte sol andino gracias a la sequedad del aire y el frío de la altura.
Luego de una última y muy pronunciada pendiente, las laderas se abrieron dando espacio a un cielo aún más infinito y, en una loma, apareció el hito que marca la frontera entre ambos países.
Desde ese mirador natural, la panorámica ofrecía un paisaje de montañas en tonos cálidos del lado argentino y otro de cumbres más bajas, en gamas azuladas, en territorio chileno.
Los primeros en llegar fueron jinetes de una agrupación gaucha de la ciudad de Guandacol, quienes cabalgaron unos 250 kilómetros durnate cinco días, y esperaron en el hito a la columna principal.
Ésta arribó minutos después, liderada por el intendente de Vinchina -en cuya jurisdicción se realiza esta marcha-, Ariel Oviedo, junto a la delegación chilena, encabezada por el alcalde de Copiapó, Honorio Maglio Cicardini.
Sobre el rojo suelo fronterizo, argentinos y chilenos brindaron por la unidad de ambos países y de Latinoamerica, se entonaron los himnos de ambas naciones y se hizo un minuto de silencio por los patriotas caídos en la lucha por la independencia.
Los milicianos de La Rioja
En especial, se recordó a los 350 milicianos de la Expedición Auxiliar Zelada-Dávila, que por instrucciones de San Martín cruzaron los Andes y liberaron a la ciudad de Copiapó y el puerto de Huasco, el 12 de febrero de 1817, lo que ayudó al triunfo del Libertador en la definitoria Batalla de Chacabuco.
Entre las autoridades presentes estuvo el ministro de Educación de La Rioja, Walter Flores, cuya cartera organizó la recreación de del cruce cordillerano comandado por Francisco Zelada y Nicolás Dávila.
También estuvo Florencio Gordillo Dávila, tataranieto de uno de los comandantes de la expedición y secretario de Producción de Chilecito, además de titular de la Comisión de integración de Atacama (Chile), La Rioja y Catamarca (ATACALA), a la que se unieron Santa Fe, Córdoba y Tucumán.
En esta oportunidad fue invitada la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, cuya delegación estuvo integrada por empresarios de 22 provincias.
Tras los discursos, colocación de placas recordatorias junto al hito e intercambio de presentes entre autoridades, la caravana inició el lento retorno hacia el este, donde el primer sitio habitado es el refugio Barrancas Blancas, a unos 32 kilómetros.
Desde allí, hasta la primera ciudad, Vinchina, hay otros 170 kilómetros que se pueden transitar con vehículo, a través de pintorescos e imponentes paisajes que inlcuyen la Laguna Brava, la Quebrada del Peñón y la Quebrada del Troya.
Fuen