Se trata de la fiesta que congrega a miles de feligreses, locales, nacionales y extranjeros que llegan para rendir plegarias a la “Mamacha del Carmen” (expresión de cariño por los habitantes del lugar), la Patrona del pueblo, la Virgen que fue coronada por el Papa Juan Pablo II en su primera visita al Perú, en 1985.
La programación empieza a las seis de la mañana del sábado 14 de julio. Se conoce como la víspera donde se ensayan todas las danzas. El domingo 15, se amanece con rezos novenarios y misas; hay flores en abundancia. La Virgen es cambiada de ropa y adornada con las mejores joyas. Al mediodía entre el tronar de los cohetes, camaretazos y repique de las campanas, hacen su ingreso los maqtas (bufones) abriendo oficialmente la entrada de las 18 danzas, todos lucen sus coloridos trajes típicos, acompañados de sus mayordomos y músicos. En la piscina municipal se dará inicio al cera Apaykuy (traslado de cirios gigantes) al Santuario de la Mamacha del Carmen.
A las seis de la tarde hay una misa de víspera, seguida del q’onoy (encendido de fogatas) en la Plaza de Armas, y la quema de castillos y fuegos artificiales. A las nueve de la noche es el saludo a la Virgen en el atrio del templo. A la medianoche en punto, se realiza la serenata a la Patrona mediante la costumbre del p’unchayniquipiy (en tu día). La muchedumbre bebe ponche caliente para controlar el frío, a 4,300 metros de altitud.
El lunes 16 de julio es el día central. A las cuatro de la madrugada es la misa de aurora, todos los fieles saludan a la “mamacha”. A las nueve de la mañana se celebra la misa de fiesta en honor a la Santísima Virgen del Carmen. Después viene el tradicional “bosque”, costumbre donde se arrojan frutas y objetos; y como siempre los maqtas pasan haciendo reír al público. Al mediodía, se distribuye el “once”, que consiste en once panecillos de diferentes sabores distribuidos entre los danzarines fundadores.
En la tarde se realiza la primera procesión de la Virgen del Carmen por las diferentes callecitas paucartambinas. Los balcones de los vecinos son adornados y desde allí se arrojan pétalos de flores. A las ocho de la noche empieza la retreta y se arma una gran fiesta popular en la Plaza de Armas. En estos días, es inevitable degustar carne seca, adobo, lechón al horno, cachua chuño (papa helada con queso) y la merienda es qapchi de habas, cuy al horno, rocoto relleno, tallarín al horno, torrejas y estofado.
El martes 17, hay misas en honor a la Santísima Virgen y romería al cementerio. En la tarde sigue la procesión al puente Carlos III, bendición a los 4 puntos cardinales y entrega de la demanda a los nuevos carguyoq y mayordomo. La tarde llega con la tradicional Guerrilla en la Plaza de Armas. El miércoles, hay misa de watatiyaycuy, para que a las 5 de la tarde se realice la bendición a todo el pueblo.
Después viene el cacharpari de las danzas (danza de la despedida), se recorren las calles de la ciudad y descansa en un gran baile popular en la Plaza de Armas.
Termina la fiesta es el jueves 19 de julio, con la misa de agradecimiento de los mayordomos saliente y entrante. A las 10 de la mañana es la bajada de la Virgen desde su anda y entronización en su altar. Así se cierra la tradicional festividad de la Virgen del Carmen en Paucartambo, la capital folklórica del departamento de Cusco.

Danzas para la Virgen
Las danzas Qhapaq qollas, Qhapaq ch´unchos, Qhapaq negro, Contradanza, Sicella y Danzaq destacan entre las más importantes, pero es la danza Saqra o de demonios la de mayor carga simbólica. Ésta última data de la época republicana e interpreta la lucha de los diablos que, con sus rítmicas mudanzas, tratan de escapar de la Virgen. Después del baile, los participantes concurren al templo para celebrar otra solemne misa que representa la despedida de la Mamacha Carmen, quien desde su alto trono observa a sus fieles.
Las máscaras, elemento imprescindible en la danza
A cada tipo de danza corresponde una máscara que distingue los diferentes grupos de bailarines. Además, en la mayoría de los casos existen por lo menos dos personajes distintos en el interior de cada comparsa que a su vez también llevan máscaras diferentes, con características fisiológicas y materiales de confección particulares. Debido a la composición interna de la comparsa, la máscara no sólo diferencia personajes en la danza, sino también destaca a la autoridad dentro del grupo. Generalmente el caporal lleva una máscara distinta a las del resto de danzantes que llevan todas unas máscaras comunes. De esta manera se ve la organización de la comparsa, pero también la conformación de la identidad en términos del dualismo individual/colectivo.
Los materiales con los que se fabrican las máscaras son la malla metálica, el yeso, el papel y el paño de sombrero. En un principio, se prefirió el fieltro para hacer las máscaras en lugar del yeso porque es un material más ligero. Posteriormente, durante los años 70 se empezó a utilizar el papel debido a que su precio era menor.
En Cusco, la confección de máscaras está estrechamente ligada al arte de la imaginería. Los artesanos mascareros se dedican también a otras actividades artesanales como el tallado o esculpido de imágenes religiosas y la imaginería de figuras pequeñas, también religiosas o de escenas costumbristas.
El desarrollo de la variedad y estilos de máscaras cusqueñas está estrechamente ligado a la existencia de una tradición escultórica de herencia española, cuya producción estaba destinada a la demanda de trabajos de escultura e imaginería proveniente de la Iglesia y elites provincianas de la región en el siglo XVIII.