París quiere evitar que la actividad de Airbnb expulse a los ciudadanos del centro de la ciudad. Por ello, desarrollará un nuevo plan de acción que incluye la prohibición de alquileres vacacionales en el sitio y la compra de segundas residencias en el resto de distritos.

Ian Brossnat, concejal encargado de vivienda en el consistorio parisino, habló ante la prensa sobre la necesidad de replantear qué tipo de ciudad quiere ser París respecto a la vivienda: “¿Una ciudad en la que la clase media pueda permitirse vivir? ¿O un campo de juego para millonarios sauditas o americanos?”

Según datos del ayuntamiento, el destino perdió 20.000 hogares en los últimos cinco años como consecuencia de la actividad de Airbnb y otras plataformas. La ciudad ya respondió al crecimiento de la actividad de estas empresas -y los perjuicios que, en su opinión, generan a los residentes- con diferentes restricciones.

Con alrededor de 60.000 apartamentos en la plataforma, París es el mercado más grande para Airbnb, que al igual que otras empresas de uso compartido de viviendas, ha estado bajo una creciente presión de las ciudades que afirman que aumenta los alquileres para los locales.