Argentina, un lugar ideal para la meditación
El aire puro, los sonidos de la naturaleza y los entornos nacionales se presentan como un escenario perfecto para actividades anti estrés.
La meditación y el yoga ganaron una popularidad innegable durante el último año, aunque sus orígenes se remontan a tiempos antes de Cristo. Ya no se trata de actividades que se vean sólo en publicidades de apps de mindfulness, sino que las están recetando médicos y psicólogos para tratamientos posturales y de ansiedad o estrés. De la misma manera, son cada vez más los adeptos que les dedican un espacio en sus apretadas agendas.
Para estas prácticas es imprescindible situarse en entornos donde reine la vegetación y la pureza. Es por eso que el Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR) confeccionó un listado con los destinos del país más adecuados para relajarse, rodeado de paisajes abiertos, montañas, lagos espejados, aire limpio, playas con kilómetros de arena, sierras silenciosas y libertad.
Las sierras y cerros de Córdoba, con su particular microclima, sus tierras vírgenes y su energía armónica, comprenden ingredientes fundamentales para la relajación de la mente. Entre brisas suaves, tonalidades de verde esparcidas por colinas y aves sobrevolando el cielo, son miles los turistas de todo el mundo que eligen a esta zona para desconectarse.
El cerro Uritorco, por ejemplo, se consagró como una de las principales sedes si de fuerzas esotéricas se trata. La energía es tan fuerte que ya ganó fama internacional, particularmente, por el hecho de que varios aseguran haber visto ovnis y luces sobrevolando sus alrededores. Con una vibra característica, se convirtió en la casa oficial de terapias alternativas y técnicas de bienestar que van desde el yoga hasta el tai chi, motivo por el que se instaló a sus pies el reconocido Templo zen Shobogenji, dedicado a prácticas budistas.
Por otra parte, la Patagonia es otro de los territorios de naturaleza inmaculada que favorecen la introspección y la distensión. Este territorio cuenta con picos montañosos imponentes, bosques profundos con aromas puros, dibujos sobre el agua cristalina de sus lagos y una energía que hacen que la contemplación sea, más que un objetivo, una condición.
Por ejemplo, el Parque Nacional Los Alerces, en Chubut, es un lugar en el que la naturaleza encontró un hogar para crecer ininterrumpidamente, a tal punto que dio vida al “Alerce Abuelo” de más de 2600 años. La sensación de estar bajo los 57 metros de alto de un tesoro natural milenario atrajo a millones de personas de todo el mundo. En este entorno, el arte de reflexionar y observar con detenimiento es casi obligatorio a la hora de conocerlo.
El Bolsón, por su lado, cuenta con decenas de centros de bienestar y se afianzó como la sede oficial del turismo holístico de la región. El cerro Piltriquitrón es el protagonista de esta localidad enclavada en un paraíso natural montañoso. Esa quietud y tranquilidad da lugar a propuestas que van desde la meditación hasta la reflexología, reiki, lectura de aura, yoga, acupuntura, masajes espirituales y más terapias de relajación.
Además, la localidad neuquina de Copahue, es un destino que encontró un lugar significativo en la escena del placer y el relax en Argentina. Es dueño de uno de los centros termales más ricos del mundo: almacena una amplia variedad de minerales como fangos, algas, vapores y aguas mineromedicinales a los pies del volcán. Sus más de diez mil metros cuadrados abarcan fumarolas, lagunas y más espacios beneficiosos para el cuerpo. En ese sentido, crearon el evento Copahue Medita, que fusiona el descanso con la salud y el bienestar e invita a turistas de todo el mundo a vivir una agenda de una semana con planes gratuitos y de wellness.
Las playas de Chapadmalal, por su parte, son las más elegidas por surfers y jóvenes locales. Y junto con el deporte de tabla llegó también el yoga. Al ubicarse a sólo 25 minutos de Miramar, se extiende esa creencia de que existe cierta energía especial en la zona, y por eso las clases de surf suelen seguirse de otra de yoga para respirar esa armonía en medio de un paisaje repleto de acantilados, kilómetros de arena y atardeceres increíbles.