Un estudio elaborado por una firma londinense asegura que la mitad de los viajeros se aburren mientras vuelan. Es más, el 31% asegura que su estancia en el avión es una pérdida de tiempo.
Ni las pantallas a bordo, ni los crucigramas ni los libros logran reducir la estadística. Para tratar de solventarlo, a Icelandair se le ocurrió convertir sus aeronaves en un gran teatro.
 
De este modo lanzó Icelandair Stopover Pass: un programa de entretenimiento y actuaciones en vivo de la mano de artistas del país y la tripulación. Así, los pasajeros que vuelen entre Londres y Nueva York a través de Reikiavik podrán disfrutar de una función dividida en tres actos por el mismo precio en la que el usuario viajará entre 1937 y el futuro.
 
La compañía apuntó a las tripulaciones a escuelas de arte dramático para explorar nuevos campos más allá de explicar las medidas de seguridad necesarias o servir la comida a bordo. “Aprenden una serie de habilidades creativos que les ayudarán a acompañar a músicos profesionales, bailares, cómicos y actores”, explican desde la aerolínea.
 
“Estamos muy orgullosos de introducir este sistema de entretenimiento en vivo”, celebra el consejero delegado de Icelandair, Birkir Hólm Gudnason. Un servicio con el que aspira a atraer al tercio de pasajeros que elegiría una aerolínea si le ofreciera entretenimiento en directo. Otra de las claves del informe elaborado por la firma londinense Explain the Market.
 
Pero la interacción entre la tripulación y el pasajero no acaba al aterrizar el avión. Desde hace meses, Icelandair tiene en marcha un programa en el que un trabajador de la firma puede acompañar a un viajero y conocer el país de la mano. Así, es habitual ver a empleados realizando excursiones o cenando en alguno de sus restaurantes preferidos con un turista.
 
No es todo: por el precio de un billete la aerolínea también ofrece entradas para ver partidos de fútbol de equipos islandeses, conciertos privados, entradas para visitar el backstage antes de un concierto de una banda local o cena preparadas por chefs locales. Un abanico de propuestas para convertir una escala en una experiencia por sí misma.