Después de los estragos que se desataron en isla de Boracay (que obligó a su cierre durante seis meses para implementar un saneamiento medioambiental), Filipinas apostó por la sostenibilidad en la construcción de la última infraestructura, bautizada ya como ecoaeropuerto.

Además, incorporó ventilación natural inteligente, iluminación LED eficiente controlada por sensores de movimiento y un sistema de recolección y tratamiento de agua de lluvia. El aire acondicionado se reserva para pequeñas y muy delimitadas zonas, como las salas de espera de los pasajeros. Todas estas tecnologías permitirán reducir 18 toneladas anuales de emisiones de dióxido de carbono, según sus promotores.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duarte, asistió a la ceremonia previa a la inauguración del aeropuerto, con la operación de las compañías domésticas Philippine Airlines (PAL), Cebu Pacific (CEB) y Air Asia.

La terminal puede albergar hasta siete aviones simultáneamente, incluidos los más grandes, que se operan en vuelos internacionales. 

El Departamento de Transporte del gobierno filipino señaló que este nuevo aeródromo, apodado como "La Puerta Verde al Mundo", y recibirá hasta dos millones de pasajeros al año, más del doble de la capacidad del actual aeropuerto de Tagbilaran (800.000 viajeros).