Después de tres años clamando por la falta de una aerolínea que potenciase El Prat como un gran aeropuerto intercontinental, una nueva sociedad formada por la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, Turismo de Barcelona, la Fira y un grupo de empresarios ha comprado al grupo sueco SAS el 80% de la aerolínea. Su hasta ahora propietario mantendrá el 19,9% y seguirá al frente de la operativa.
El precio es simbólico, un euro, pero conlleva una ampliación de capital de 100 millones de euros que se inyectarán en la compañía, con unas pérdidas operativas de 65,6 millones. SAS asumirá la deuda y las responsabilidades que se puedan derivar del trágico siniestro del pasado agosto, en el que murieron 154 personas. La venta le supondrá unas pérdidas de 457 millones, señaló el grupo, que además se ha comprometido a contribuir con 50 millones para financiar necesidades de Spanair si se respeta su plan estratégico.
El fondo de inversión Catalana d'Iniciatives -participado en un 27% por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona y el resto por inversores privados- lideró la búsqueda de socios y los ha aglutinado dentro de una entidad instrumental, Iniciatives Empresarials Aeronàutiques, que compra ese 80%.

El Instituto Catalán de Finanzas (ICF), el órgano de crédito público catalán, y La Caixa no invertirán de forma directa, aunque se han comprometido a dar su apoyo financiero a los que se sumen a la aventura. Algunos de ellos son los empresarios vinculados a la fundación FemCat.
Catalana y SAS firmaron un preacuerdo a finales de diciembre, y el plazo para culminarlo expiraba el 31 de enero.