Qué hacer, qué comer, qué llevar. Tres preguntas clave que hacen al ABC de cualquier buen viaje. Cuando se tienen respuestas completas, detalles valiosos y joyitas secretas, uno puede entregarse por completo al disfrute de cada micro experiencia dentro de la gran aventura. Bariloche tiene otra cara además de sus cerros cubiertos de blanco y los deportes de montaña. En verano se tiñe de turquesa, brilla a la luz de un sol pleno, es inquieta y activa pero a la vez pausada y contemplativa, de un paladar exquisito y exigente, irradiando disfrute y una belleza despampanante. Deja a todo el que la visita con la boca abierta. 

¿QUÉ HACER?

Los lagos son las estrellas indiscutidas del verano barilochense. A donde mires hay turquesas de todas las tonalidades y, combinado con las montañas de fondo y los bosques, regalan en todo momento la postal perfecta. Deportes acuáticos, senderismo, playas, bosques magníficos, rutas en bicicleta y hasta refugios sobre la montaña, ¿cuáles son las experiencias que no pueden faltar en un verano en Bariloche?

Recorrer el Circuito Chico y admirar los tonos de turquesa

Casi todo el que visita Bariloche recorre al menos parte del Circuito Chico, el principal atractivo de la ciudad en época de verano. Con 60 kilómetros de longitud, y una forma circular que empieza y termina en la ciudad de Bariloche, ofrece una gran cantidad de actividades y experiencias; desde playas donde bajar a descansar (y si hace mucho calor, bañarse en el lago) hasta Colonia Suiza, uno de los pueblitos más pintorescos. Entre medio, miradores, paisajes alucinantes, puentes, puestos de comida y de artesanos. Al estar completamente asfaltado se puede recorrer en auto o los más aventureros lo pueden hacer en bicicleta.

Captar las vistas panorámicas desde el Cerro Campanario

National Geographic incluyó a las vistas del Cerro Campanario entre las siete mejores del mundo. Desde ahí arriba, con poco más de mil metros de altura, se aprecia una vista 360 de toda la zona; desde los lagos Nahuel Huapi y Moreno hasta la isla Victoria, el hotel Llao Llao y varios cerros. Las tonalidades de celeste combinadas con los verdes y marrones de los árboles, hipnotizan y enamoran a todos los visitantes que suben, tanto en aerosilla o a través de un trekking corto, para sumergirse en la inmensidad de la naturaleza.

Aventurarse en rafting por el río Manso

En el 2012, Bariloche fue declarada Capital Nacional del Turismo Aventura y entre las actividades que le hacen honor a esta distinción, encontramos la adrenalina del rafting. Descendiendo por aguas cristalinas en balsas inflables grupales, se atraviesan rápidos excitantes rodeados de paisajes patagónicos. Los ríos Manso y Limay son los más famosos por sus actividades acuáticas, a las que se suman también otras como travesías en kayaks y stand up paddle. Hay para todos los gustos, desde actividades iniciales y tranquilas hasta otras de mayor intensidad para los que buscan mucha acción.

Visitar el Parque Nacional Los Arrayanes

Creado en 1971 como un área protegida separada del Parque Nacional Nahuel Huapi, este bosque de color canela alberga arrayanes de más de 650 años de edad y se trata del único bosque de arrayanes transitable del mundo. A través de su pasarela apenas elevada - para proteger las raíces de los árboles que tienen muy lento crecimiento - se entra en un paisaje de ensueño, con el sol filtrándose entre las hojas y un baile de luces que le regalan al ambiente un carácter onírico. Dicen que Walt Disney se inspiró en él para su película Bambi. La mejor forma de llegar es a través de una embarcación que sale de Puerto Pañuelo y ofrece unas vistas únicas desde el agua.

Tomar una cerveza artesanal con vistas al lago

Bariloche es uno de los destinos cerveceros por excelencia en el país, con una gran cantidad de fábricas y cervecerías artesanales que abren constantemente en distintos puntos de la ciudad. Tanto en el centro como en lugares más recónditos, la cerveza a la tarde es un plan asegurado. Ni hablar si se disfruta con una picada casera y una vista privilegiada de alguno de los lagos.

Recargar energías en una playa sobre el lago

Las distintas playas que se armaron a orillas de los lagos en Bariloche se convirtieron en un atractivo que solo se disfruta al máximo en épocas de calor. La mayoría se encuentran rodeando los dos lagos más famosos de la zona - el Nahuel Huapi y el Gutiérrez - el segundo con aguas un poco más templadas que el primero, lo que lo convierte en el preferido para darse un baño y refrescarse. Hay playas de todos los estilos; con piedras o con arena fina, ideales para hacer deportes acuáticos, ideales para niños, rodeadas de bosques, con muelles o más recónditas. Pero lo que todas comparten es ese turquesa prístino y el aire puro de montaña.

Subir a un cerro y pasar la noche bajo las estrellas

Uno de los planes favoritos de los aventureros, es encaminarse en un trekking cuesta arriba por las laderas de alguno de sus cerros. Se sube a ritmo pausado durante un par de horas, embriagándose con unas vistas únicas y respirando un aire cada vez más puro. Los refugios de montaña son ideales para tomar una cerveza y comer algo antes de emprender la bajada - si buscan un plan de un solo día - o también sirven como alojamiento para pasar la noche en plena intemperie bajo el cielo más estrellado jamás visto.

Pasear por el parque Llao Llao y admirar el hotel

El hotel Llao Llao de cinco estrellas es el más exclusivo de toda la Patagonia. Su emplazamiento en medio del verde y de las montañas, y a pasos del lago, lo convierten en un espectáculo digno de ver. Pero, a su vez, quienes se acerquen recorriendo el pintoresco sendero, pueden visitar alguno de sus cuatro restaurantes, para deleitar el paladar con gastronomía patagónica o disfrutar de un clásico té con los mejores paisajes a través del ventanal.

¿QUÉ COMER?

La gastronomía patagónica es una de las más destacadas de todo Argentina. La abundante naturaleza que caracteriza a Bariloche y la frescura de sus lagos, regalan a la ciudad una riqueza de ingredientes autóctonos de una calidad excepcional. A su vez, las técnicas culinarias se fueron perfeccionando y hoy abren vez más restaurantes que sorprenden tanto a locales como a turistas con la elaboración de platos de autoría y de gran sabor.

Cordero patagónico

Ya sea en asados, en guisos, ahumado, a la cruz o como relleno en empanadas o pastas: la carne de cordero es de las más representativas de la zona. No solo es aclamada por su sabor, sino también por sus beneficios desde el punto de vista nutricional; ya que lo alimentan a pasturas orgánicas y su carne es magra, baja en colesterol y posee antioxidantes.

Trucha

Si hay un producto estrella en la cocina barilochense, esa es la trucha. Esta especie abunda en los lagos y ríos patagónicos, y en los criaderos que se hicieron sobre aguas naturales para asegurar su continuidad. Se puede consumir fresca o ahumada; a la parrilla, a la manteca o incluso como relleno de empanadas, pastas o pasteles.

Ahumados

La técnica del ahumado, en un principio, tenía como fin preservar alimentos cuando no había refrigeración. Hoy, se utiliza para regalarle un sabor único a las carnes, quesos y embutidos, gracias al humo que producen las maderas de sus árboles nativos. Cordero, jabalí, ciervo, trucha, salmón, salame y queso; son ideales para armar una gran picada y acompañarla de un vino o cerveza artesanal.

Hongos de pino

Autóctonos de los bosques de pino, se cosechan en otoño y son recolectados, secados y envasados por los propios chefs de restaurantes para preservar al máximo su sabor y calidad. Intensos y protagonistas, se usan para preparar salsas o rellenos, regalándole a los platos un toque de su sabor distintivo.

Chocolate

Bariloche fue nombrada la Capital Nacional del Chocolate y es sede de su Fiesta Nacional durante los días de Semana Santa, donde elaboran la barra más grande del mundo. La calidad del producto, su cremosidad y los distintos formatos y rellenos que lograron las chocolaterías de la zona hacen que sea casi obligatorio llevarse una caja de souvenir. 

Curanto

Un plato ancestral de la herencia araucana de la región. Tiene un proceso de preparación legendario: se cava un pozo de 15 centímetros en la tierra donde se distribuyen piedras calientes, por encima un lecho de hojas de maqui o nalca y arriba van las carnes y verduras. Después, se cubre todo con una capa de tierra que hace como de horno a presión y los humos y vapores anuncian el final de la cocción. Es una comida que se prepara en circunstancias y momentos especiales. 

Frutos rojos

Al pie de la Cordillera de los Andes, desde Bariloche hasta Epuyén, se encuentran frutos rojos de altísima calidad. Se cosechan en verano y en muchas ocasiones son utilizados para hacer mermeladas caseras que se destacan en todo el país, incluso a nivel internacional. Encontramos frambuesas, frutillas, moras, arándanos, cassis, rosas mosqueta, cerezas y guindas, entre varias otras.

¿QUÉ LLEVAR?

Bariloche en verano combina temperaturas de hasta 25 grados o más durante el día, con noches frescas, que pueden no llegar a los 10. Es por eso que en la valija debe viajar ropa liviana y fresca junto con abrigo; buzos, campera y pantalón. Para la playa no pueden faltar el traje de baño, protector solar, una gorra, una lona, sandalias y una botella térmica para tener agua fría siempre a mano. Nunca viene mal llevar una toalla y ropa de cambio en una mochila.

Si el plan es aventurarse en un trekking o rafting, el calzado cómodo es indispensable. Tanto que, si no es acorde, puede arruinar la experiencia. Lo mismo con la ropa, por eso la indumentaria deportiva es una gran opción para los que se aventuran en caminatas de todos los niveles. Por las dudas, un par de medias de repuesto siempre viene bien, al igual que vaselina para evitar ampollas que impidan seguir adelante. El repelente de mosquitos es otro fundamental en la checklist.