Una semana pasó del asesinato del radiólogo cordobés, Raúl Baldo, en Canasvieiras, frente a su mujer y sus dos hijas, en un violento asalto. Y la racha de inseguridad contra turistas argentinos en Brasil parece no menguar. El lunes hubo cuatro nuevos casos, la mayoría en Florianópolis, pero no tan sangrientos. Uno de ellos fue contra una pareja de chaqueños, en la ruta BR 282, quienes se quedaron sin nada y pasaron la noche escondidos en un matorral cercano, aterrados por lo que les había ocurrido.
Esta pareja se dirigía al balneario de Camboriú, del estado de Santa Catarina, en un Honda Civic. Pero a 200 kilómetros de Florianópolis, pincharon y cuando uno de ellos bajó a cambiar la rueda, los sorprendieron tres delincuentes armados con un revólver calibre 38 y un cuchillo. A los golpes les robaron todo lo que llevaban: dinero, una cámara de fotos, documentación, joyas, teléfonos celulares y toda la ropa.
Los ladrones dejaron el auto, pero antes de huir pincharon el resto de los neumáticos para dejar varados a sus víctimas. Después se supo que la banda, antes del robo, había tirado en la ruta clavos miguelito para reventar las gomas y obligar al auto a detenerse.
“El hombre y la mujer asaltados, por temor, se escondieron en los matorrales junto a la ruta y esperaron allí hasta que aclaró. Luego, caminaron unos 20 kilómetros hasta que vieron un puesto policial y pidieron ayuda”, dijo Alberto Coto, cónsul argentino en Florianópolis.
El mismo día, pero en la playa de Pinheira, una familia que había llegado hacía poco, también fue saqueada por ladrones. En su caso, entraron a la habitación que alquilaban en una posada por la ventana y les robaron 9.000 reales y varios objetos de valor. Además, en Juraré Internacional, playa top de Florianópolis, le rompieron el vidrio del auto a un hombre que estaba en la playa y le sacaron la billetera.
No hay cifras oficiales, pero las autoridades locales reconocen que el año empezó con mayor cantidad de robos que en temporadas anteriores.