El reciente anuncio de la unión entre LAN y TAM pone de manifiesto el avance de una de las tendencias más fuertes de los últimos años: la fusión de las líneas aéreas.
Hace unos diez años, el gerente General de Iberia, Antonio Falcone, adelantaba que el futuro del mercado aerocomercial tendía hacia las mega aerolíneas. El atentado a las Torres Gemelas en 2001, el aumento del precio del petróleo y las crisis que se sucedieron en el mundo aceleraron ese presagio.
Por cómo se está planteando el mapa aerocomercial, el proceso de las grandes fusiones parece ser un camino sin retorno.
En este panorama, todo indica que el planisferio será operado por unas pocas compañías que manejarán el mercado; dejando las conexiones de corto radio en manos de líneas aéreas más pequeñas.

Efecto dominó
Probablemente el puntapié inicial de este proceso de fusiones se haya iniciado con una tragedia. El atentado en el World Trade Center tuvo un impacto tan fuerte que golpeó el valor bursátil de las aerolíneas y gatilló una caída en la demanda. El endurecimiento de las medidas de seguridad hizo lo suyo: complicó el flujo de los viajes y aumentó los costos.
Con la llegada del venezolano Hugo Chávez a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se comenzó a implementar una política más proteccionista del recurso, y el precio del crudo aumentó un 160 por ciento entre la fecha del atentado y el 2007. Entonces, se produjo una de las primeras fusiones: en 2004 se unen Air France y KLM y, en enero de este año, Alitalia suscribió un joint venture con ellas para abaratar costos.
La burbuja financiera que le explotó en las manos a los países desarrollados en 2008 -y desparramó sus consecuencias en el resto del mundo- apuró a que otras líneas aéreas buscaran fusionarse para sobrevivir. Así, en 2008, las brasileñas Varig y Gol recorrieron el mismo camino; en octubre del año pasado fue el turno de Avianca y TACA; y este año las protagonistas fueron las norteamericanas Continental y United y British Airways e Iberia, del otro lado del Atlántico.

Acuerdos estratégicos
Sin dudas, la aprobación de la unión entre TACA y Avianca aceleró el proceso de fusión entre LAN y TAM, ya que compiten en mercados similares.
En el caso del holding integrado por la aerolínea centroamericana y la colombiana, la primera garantiza una ubicación estratégica para la conexión entre el norte y el sur de América, y la segunda ofrece una mejor conectividad con Europa.
El otro punto de incidencia fue el proceso que encararon Iberia y British Airways, dado que la compañía británica es muy fuerte en el Atlántico Norte e Iberia tiene un gran peso en Latinoamérica.
Por su parte, el secreto de LATAM está en la posibilidad de alcanzar al mercado estadounidense que ofrece LAN vía Perú, y la salida a Europa que proporciona TAM a través de San Pablo.

Los números
LATAM Airlines Group tendrá un valor de unos 14.500 millones de dólares y accederá al 6 por ciento del transporte aéreo mundial. El acuerdo creará la mayor compañía aérea de América Latina. De prosperar la fusión, LAN Airlines logrará finalmente ingresar al mercado brasileño, uno de los mayores objetivos que se había trazado hace años, pero que por problemas de estructura y regulaciones no se había concretado.
Bajo la nueva imagen el grupo contará con cuatro bases de operaciones clave: Buenos Aires, San Pablo, Santiago y Lima, lo que permitiría enfrentar de mejor forma la creciente competencia y el mayor dinamismo de sus economías en los próximos años.
El pacto dará un peso de 70,6 por ciento a los accionistas de LAN Airlines, y de 29,4 por ciento a los de TAM Airlines, según versiones que circularon en Brasil. Por su parte, en Chile dijeron que la familia Cueto tendrá el 24,07 por ciento de la nueva compañía y la familia Amaro el 13,52 por ciento.

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