Fundada en el año 1917, por la Richmond desfilaron intelectuales de la talla de Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández y Leopoldo Marechal. De hecho, este grupo de autores pasó a la historia como "Grupo Florida", por juntarse en esta famosa confitería de la peatonal. Allí, se reunían a tomar el té, pero más que nada, a intercambiar ideas y lecturas.
En el subsuelo de la confitería, además, convivió durante 40 años el mundo de los maestros de ajedrez y de billar que se reunían a jugar a cualquier hora. Por los billares han desfilado personajes como Carlos Monzón, Susana Giménez, Fernando De la Rúa, entre otros.
En los últimos tiempos, una mala administración del local terminó con su historia. Según relata hoy el diario La Nación, su personal había disminuido de 50 a 10 en los últimos meses. Y la caída de la demanda era muy grande, en parte, por el mal servicio de cocina y repostería. La mayoría se enteró del cierre cuando llegaron el domingo y encontraron que el local había sido vaciado por sus dueños durante la madrugada del sábado.
Una cadena de ropa deportiva estaba interesada en el local ubicado al lado de la Sociedad Rural Argentina, pero un proyecto aprobado por la Legislatura Porteña la semana pasada, protege al mismo con una declaración de Patrimonio Cultural de la Ciudad. La norma establece que cualquier modificación de la estructura edilicia o del destino comercial de la Richmond, deberá ser aprobada por el Ejecutivo, previo análisis del proyecto.
Por su parte, el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, aseguró que se debe buscar una solución sustentable, es decir, algún grupo inversor que decida hacerse cargo del rubro y mantener el esplendor que supo tener la notable confitería. 

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