Un mes, un destino. Si hay algo que sobra en Argentina son las infinitas posibilidades a lo largo y ancho del país y esta nota está para demostrarlo:

ENERO

Playas y verano en la Costa Atlántica 

Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. La costa atlántica argentina es el circuito perfecto para los fanáticos de las olas y el mar. Desde aguas turquesas hasta playas con acantilados y postales espectaculares. 

Mar del Plata, apodada La Feliz, es una de las más elegidas por los argentinos. Su nombre lo dice todo, es una ciudad balnearia que trae alegría a cinco horas desde la capital porteña y la clave de una escapada exitosa. Las Grutas, por otro lado, junto con Punta Perdices y Conchillas hacen a lo que muchos denominan el Caribe Patagónico. Con ese nombre, imposible escaparle durante la temporada del sol. Las tres se encuentran en Río Negro y se resumen en aguas transparentes, panorámicas alucinantes y deportes acuáticos para todos los gustos. Chubut, por su parte, tiene en su haber una de las playas que en el 2019 entró en el ranking de las mejores de Sudamérica según The Travellers Choice de TripAdvisor: playa Canteras. Estadística aparte, es la clave del descanso costero. Santa Cruz y Tierra del Fuego no se quedan atrás con exponentes como Cabo Curioso y Reserva Playa Larga respectivamente.

FEBRERO

Carnaval en el Litoral

Jolgorio, alegría y nada más. Durante febrero, el Litoral se tiñe de una energía única: el espíritu del Carnaval. Fiestas que empiezan temprano y terminan con el saludo de un cielo anaranjado, bailes en cada esquina, bebidas por doquier y plumas, muchísimas plumas. Todo, claro, en un contexto de desfiles y carrozas que celebran a cielo abierto al ritmo de las famosas comparsas. 

La ciudad de Gualeguaychú - provincia de Entre Ríos - es nada más y nada menos que la sede oficial del Carnaval del País y organiza el espectáculo teatral al aire libre más grande de Argentina. Otras localidades como Córdoba, Buenos Aires y el norte argentino también tienen su versión de este clásico nacional. A decir verdad, no hay respuestas incorrectas si de celebraciones se trata. 

MARZO

Vendimia en Cuyo

Nunca es mal momento para disfrutar de los paisajes y el vino mendocino, ¿verdad? Pero la premisa de encontrarte con la segunda fiesta de la cosecha más importante del mundo según el National Geographic, sin duda, mejora la ecuación. Estamos hablando de la Fiesta de la Vendimia o la clave del enoturismo. Al pie de los viñedos, con música, fuegos artificiales y shows a todo volumen, es una celebración que nació para agradecer a la tierra y los trabajadores del campo por su trabajo. Además, hay carruajes y desfiles que concluyen con la coronación de la Reina de la Vendimia y su corona vendimial. Todo, rodeado de la inmensidad de la Cordillera de los Andes y entre vinos multipremiados.

ABRIL

Una de las siete maravillas del mundo en el Litoral 

No todos los días se visita una de las siete maravillas naturales del mundo y cuando lo hagas, permitinos avisarte: es todavía mejor de lo que creías. Las Cataratas del Iguazú son un regalo increíble de la madre naturaleza que confirma que el verde y el agua son una pareja inigualable. 275 saltos de agua reafirman la premisa y conforman el Parque Nacional Iguazú. ¿La estrellita del lugar? La Garganta del Diablo, 82 metros de altura que declaran que no hay nada como la fuerza del agua. Ahora, ¿por qué abril? Se evitan los meses más lluviosos y calurosos. Igualmente, la temporada continúa hasta junio e incluso agosto.   

MAYO

Los colores del Norte Argentino

Excursiones al aire libre, paisajes extraterrestres y un sinfín de colores. El Norte Argentino es la mejor definición de arcoíris natural. ¿El lienzo? Las laderas. ¿Su pintor? El correr del tiempo. Y a esa naturaleza única e irrepetible, se engaman los artesanos y sus manualidades de los más vibrantes tonos. Prueba fehaciente, la Quebrada de Humahuaca en Jujuy.  

Las Salinas Grandes, en Salta y Jujuy, lejos de lo multicolor son exponentes de la pureza del blanco. Tan solo el cuarto salar más grande de Sudamérica que con 525 kilómetros cuadrados enamora a quien sea que lo pise. Sus panorámicas forman espejos de agua que reflejan el color de la bandera nacional y dan lugar a las fotografías más creativas y divertidas. 

JUNIO

Las sierras cordobesas en otoño

No hay una sola época donde Córdoba enamore a los turistas si las sierras decoran el paisaje. Pero el otoño - sin duda - tiene un encanto muy particular. Son sus colores y el clima, que por esa época no conoce de extremos de frío ni calor. 

Ahora bien, ¿qué visitar? El Valle de Calamuchita es un punto clave y tiene locaciones para todos los gustos. Por ejemplo, Santa Rosa de Calamuchita es la ciudad más habitada de la zona; La Cumbrecita es el único pueblo peatonal de Argentina y uno de los más populares en las serranías; el Cerro Champaquí está a 2790 metros sobre el nivel del mar y es el punto más alto de la provincia. En cualquier caso, la naturaleza invade los planes entre caminatas, arroyos y postales espectaculares.

JULIO

Centros de esquí en La Patagonia

¿Cómo hay que pasar el invierno? Rodeate de la Cordillera de los Andes y nada puede salir mal. A precios súper accesibles y de junio hasta octubre, la temporada de blanco sobre las montañas regala momentos únicos y aventureros. Las posibilidades son infinitas si de La Patagonia se trata (y para todos los niveles de expertise, por supuesto). ¿Lo mejor? Precios que - aproximadamente - cuestan la mitad de lo que sale esquiar en el resto del mundo.

El Cerro Chapelco, en San Martín de los Andes, fue galardonado por los World Ski Awards cuatro años consecutivos. El Cerro Catedral, en Bariloche, es el centro de más grande de Sudamérica. En Neuquén se puede explorar el sabor de la montaña a los pies de un volcán, el Caviahue. Esquiar en el Fin del Mundo también es posible, más precisamente en el Cerro Castor. Y en Mendoza - la capital del vino - está Las Leñas, la clave para los fanáticos de los deportes extremos por sus excelentes fuera de pista. 

AGOSTO 

Día de la pachamama en el Norte Argentino

Los maravillosos colores del norte argentino toman un tinte aún mejor cuando la celebración toca su puerta. En este caso, el 1 de agosto es un momento para festejar a la Madre Naturaleza. Pacha - según las lenguas originarias de la región - significa tierra, mundo, tiempo, universo. Mama no hace falta ni explicarlo. Combinadas hacen a la Madre Tierra. 

Ahora bien, ¿cómo se celebra? Depende de la provincia. En Salta, por ejemplo, abundan los ritos que se practican desde tiempos incaicos. Buscan conmemorar la creación natural y la importancia de cuidarla. Por eso, luego de la ceremonia de celebración, algunos encienden sahumerios para atraer la prosperidad y ahuyentar posibles males. Otros, según el lugar que se quiere honrar, cavan un pozo y entierran sus ofrendas (hojas de coca, granos de maíz, yerba, alcohol o vino, fruta seca, etc). En Jujuy también lo hacen, organizan un ritual de agradecimiento y luego de enterrar sus ofrendas, se toman de las manos como hermanos alrededor del hoyo y danzan al ritmo de melodías jujeñas.

SEPTIEMBRE

Avistaje de fauna marina en La Patagonia

Pingüinos, elefantes marinos y la estrella de la casa: la Ballena Franca Austral. El espectáculo es tal, que reúne gente de todas partes del mundo. Y si bien la temporada se da desde mayo hasta diciembre, en septiembre es cuando más ejemplares se acercan a las costas. 

¿Dónde podés desbloquear la experiencia? En la provincia de Chubut, entre aguas turquesas y acantilados. Tentador, ¿verdad? Específicamente desde Puerto Madryn que funciona como acceso para llegar a la Península de Valdés, un accidente costero alucinante que se transformó en punto clave para contemplar la majestuosidad de los cetáceos. Dicho sea de paso, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

El show puede apreciarse en embarcaciones que zarpan desde Puerto Pirámides en barco, lancha, gomón y hasta submarinos. Una aventura con todas las letras. Y para quien prefiere estar en tierra firme, El Doradillo es una playa aislada y pacífica donde se puede presenciar estas postales únicas con mate en mano.

OCTUBRE

Tulipanes en la Patagonia

En la provincia de Chubut, más precisamente en la localidad de Trevelin, está el aclamado Campo de Tulipanes de la familia Ledesma. Un universo de texturas y tonalidades que hipnotiza a cualquier privilegiado que pueda contar cómo las montañas de la Patagonia y las flores son el maridaje perfecto. 

Cada año, desde el 1 de octubre al 6 de noviembre, afloran los pimpollos de tulipanes para regalar un espectáculo único. Casi como una alfombra se asoman a los pies del cerro Gorsedd y Cwmwl. ¿Lo mejor? Además de estar en la Patagonia, claro, es que se puede coronar la visita de las mil postales en la confitería del lugar y deleitarse con delicias galesas. 

NOVIEMBRE

El violeta de los Jacarandás en Buenos Aires 

Buenos Aires combinada con el violeta de los jacarandás, una receta rotundamente exitosa. ¿Más flores? Si, pero esta vez las montañas desaparecen y el cemento porteño hace su entrada triunfal. Es que cuando la madre naturaleza se cruza con la ciudad, nada puede salir mal y más todavía si es en pleno verano. 

En Palermo, Belgrano y Recoleta, el calor le da la bienvenida al florecimiento de un símbolo de la historia y cultura del país, un árbol indígena originario del norte que allá por finales del XIX llegó a la ciudad para adornar las calles y avenidas porteñas. Tonalidades lilas, celestes y hasta azules visten algunos de los lugares más icónicos de la capital. ¿Una imagen imperdible? La famosa Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires rodeada de un violáceo perfecto. 

Dato: desde el 2015 el jacarandá fue declarado como árbol distintivo de la Ciudad. El título lo dice todo, para ponerlo a prueba, habrá que visitarlo.

DICIEMBRE

Lagos, roadtrips y un manto glaciar en la Patagonia

5 kilómetros de longitud y 60 metros de altura, un manto helado milenario que atrae a turistas del mundo entero por sus hipnóticos desprendimientos. ¿Dónde queda? Nada más y nada menos que en el declarado Patrimonio de la Humanidad, Parque Nacional Los Glaciares. La estrellita de la que hablamos es el famosísimo Glaciar Perito Moreno y la época clave para admirarlo va de diciembre a marzo, para asegurar el disfrute de temperaturas más templadas. 

Ahora bien, por increíble que sea no es la única figurita dorada del verano patagónico. La Ruta de los Siete Lagos, por ejemplo, es un pendiente imperdible para los viajeros que gustan de viajar en dos ruedas y contemplar las maravillosas panorámicas de lagos entre montañas.