Para ver lo mejor del arte contemporáneo en Estados Unidos, basta con comprar un pasaje de avión.
En los últimos 10 años, los aeropuertos han estado invirtiendo fuertes sumas de dinero en arte público, con la determinación de convertir los que tradicionalmente han sido atrios deslucidos de estrés en espacios de descanso interesantes que buscan atraer a una clientela con alto poder adquisitivo.

Muchas terminales han dejado de colgar dibujos de aviones hechos por niños para incorporar enormes instalaciones al diseño de nuevos edificios y albergar trabajos de artistas conocidos. Algunos aeropuertos abrieron museos y auspician exhibiciones itinerantes. Otros muestran con orgullo obras de Robert Rauschenberg, Frank Stella y Roy Lichtenstein. La nueva terminal internacional de Atlanta gastó US$5 millones en arte. El aeropuerto internacional de San Francisco, considerado un líder en el arte en aeropuertos, ha invertido más de US$15 millones desde la década del 70.
Las ciudades son conscientes de que nadie va a un aeropuerto para ver esculturas, pero señalan que pueden usar el arte para causar una buena primera impresión a los visitantes.
"El arte público le puede dar clase al aeropuerto", indicó Jack Becker, director ejecutivo de Forecast Public Art, una firma de consultoría de arte con sede en Minnesota, que publica la revista Public Art Review.
Funcionarios de aeropuertos afirman que los cambios en los viajes tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 aumentaron la atención al arte en las terminales. Nuevos requisitos de seguridad obligan a los pasajeros a pasar mucho más tiempo en los aeropuertos.
Desde hace 11 años, la Asociación Estadounidense de Ejecutivos de Aeropuertos realiza una reunión anual de encargados de programas de arte en aeropuertos.
Después del 11 de septiembre, los puertos buscaron desesperados formas de hacer la experiencia de viajar más relajada y entretenida, dijo Greg Mamary, jefe de proyectos especiales de la asociación. "El arte ha hecho una diferencia", señaló.
Además, los esfuerzos para embellecer ciudades crearon ordenanzas que suelen requerir que entre 1% y 2% de los presupuestos de construcción de obras públicas se gaste en arte.
Las autoridades aeroportuarias suelen formar comités, o usar juntas de arte locales, para elegir obras, lo que habitualmente se hace a través de encargos a artistas o propuestas presentadas por ellos. Las buenas instalaciones hacen que los pasajeros apresurados se detengan, miren un poco más y que saquen fotos.
Algunos aeropuertos monitorean menciones en medios sociales para medir el éxito de sus programas de arte.