El nuevo impuesto verde sobre la aviación comercial creado en Cataluña está generando gran preocupación entre las aerolíneas que operan en España, especialmente por el temor a que este tributo medioambiental sobre las emisiones de CO2 de las compañías que operan con los aeropuertos catalanes se extienda al resto de comunidades.

En septiembre pasado, la Generalitat de Cataluña aprobó la creación de tres nuevos impuestos medioambientales que, según sus estimaciones, le permitirán recaudar alrededor de 50 millones de euros. Las nuevas figuras tributarias graban las emisiones contaminantes que produce la aviación comercial, la producción termonuclear de energía eléctrica y la emisión de gases y partículas en la atmósfera.
Las autoridades catalanas han señalado que ya existen impuestos parecidos en otras comunidades autónomas y también en otros países europeos, y que su objetivo no es simplemente incrementar los ingresos. "El propósito es que los ingresos adicionales permitan financiar inversiones públicas vinculadas a la mejora del entorno e incentivar conductas más respetuosas con el medio ambiente", ha explicado el portavoz.
El impuesto sobre aviación comercial -que afectará tanto a aerolíneas como a particulares- permitirá recaudar alrededor de 3,5 millones, y ya existe en Francia, Alemania y el Reino Unido.
Este nuevo impuesto se sumaría al creado por la Comisión Europea (CE), también sobre las emisiones de CO2 a todos los vuelos que utilicen el espacio aéreo de la Unión Europea y que se propone reactivar a partir del 1 de enero de 2014.
Los temores de las asociaciones aéreas (ACETA, AECA y ALA) tienen base, teniendo en cuenta que en España hay cerca de tres aeropuertos por comunidad.

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