El país cuenta con 320 establecimientos abiertos a recibir visitantes, los cuales se distribuyen en 14 provincias. Radiografía de la actividad en Argentina. 

El fin del siglo pasado fue agridulce para la actividad vitivinícola en Argentina, ya que desde los 80 vivió una crisis. A la par de esta realidad, y a inicios del 2000, a nivel global, la cadena productiva del vino atravesó una renovación.

Siguiendo la tendencia, los referentes del plano nacional empezaron con el proceso para establecer un plan estratégico. Es por estos años surgió la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), a partir de la ley 25.849, sancionada en febrero de 2004 y reglamentada por el Decreto 1191/2004.

En 2005 se dio lugar a la implementación del Plan Estratégico de la Vitivinicultura Argentina (PEVI). En ese momento, había 190 bodegas activas y hoy ya suman 900.

A su vez, en 2007 se llevaron a cabo seis Jornadas Estratégicas con el propósito de generar un espacio de análisis integral y revisión del plan junto a los principales actores. Así fue que se presentaron los primeros datos para el desarrollo del turismo del vino, aunque tal eje no estuviese incluido en el documento.

Más de 10 años después, Coviar convocó al INTA para diseñar y conducir el proceso metodológico de elaboración del nuevo Plan Estratégico para toda la Vitivinicultura. El organismo elaboró una propuesta de trabajo que contempló cuatro etapas que debían desarrollarse entre 2019 y 2020.

Este fue el puntapié para que, en forma conjunta con referentes de distintas temáticas, se elaboraran documentos estratégicos con visión prospectiva en investigación, desarrollo e innovación; sostenibilidad ambiental; institucionalidad; trabajo; educación; turismo del vino y mercados.

La pandemia implicó modificar sobre la marcha el plan de acción definido por el INTA para la actualización. Fue recién el año pasado que se pudo retomar la planificación, ya con miras a establecer un trazado hacia 2030.

La nueva era

De acuerdo a lo que explican desde Coviar, el PEVI2030 es la visión de futuro de la vitivinicultura argentina: "Fija metas ambiciosas pero cumplibles, necesarias para ordenar y conducir esfuerzos. Marca un camino plural donde el todo se fortalece con la suma de las partes, buscando el bien común de la vitivinicultura". Es recién en este documento que se incluye a la actividad turística como parte de la cadena del sector.

Ante este escenario, en julio del año pasado se presentó oficialmente el Observatorio Económico del Turismo del Vino, una herramienta desarrollada a partir de la articulación y trabajo conjunto entre el Ministerio de Turismo de la Nación, el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur), la Universidad de Buenos Aires y Coviar.

Entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022, el organismo llevó adelante la más reciente toma de muestras sobre el turismo del vino en el país. Si bien los datos serán presentados oficialmente en marzo de 2023, cuando se complete la evaluación anual, ya hay información preliminar.

Las bodegas se posicionan como producto turístico

En este sentido, uno de los datos principales es que en Argentina hay 320 bodegas abiertas al turismo, las cuales se distribuyen en 14 provincias, de las 18 en las que se elaboran vinos. Sobre quiénes visitan estos espacios, hay que decir que son jóvenes y principalmente mujeres. "Entre diciembre de 2021 y abril de 2022, el 37 % de quienes hicieron turismo en bodegas son jóvenes de 25 a 35 años, mientras que un 32 % tienen entre 35 y 50 años", detalla el documento.

Otro dato relevante es que el 55 % son mujeres y que ya hay un 11 % que se autodefine como parte de la comunidad Lgtbq+. "Esto abre todo un universo de planificación para que las bodegas diseñen actividades y planes específicos para este grupo de turistas", resaltaron.

Además, el 45 % que visita bodegas lo hace en pareja o grupos de dos personas, mientras que ya un 23 % lo hace en grupos de más de cinco. Sólo el 4 % de los visitantes se queda una noche en el destino, todo el resto planifica estadías más prolongadas.

Un dato clave es que el 47 % de los encuestados admite “ser un principiante” y no conocer mucho sobre vinos: "Los moviliza el disfrute".

Los datos no cambian esencialmente si se analiza la misma encuesta tomada entre mayo y agosto de 2022. En este período, el 34 % de los que hicieron turismo en bodegas eran jóvenes de 25 a 35 años, mientras que un 36 % tenía entre 32 y 50 años.

Es decir, el 70% de los turistas del vino en Argentina se encontraba entre 25 y 50 años. El otro dato relevante es que, durante ese período, el 56% eran mujeres. Y el 43% se consideraba “principiante” y admitió “no saber” de vinos.

Un dato alentador en el promedio a nivel país es que los encuestados tienen un nivel de 9 sobre 10 de satisfacción sobre la oferta enoturística disponible, 8.7 sobre 10 de aceptación en la oferta gastronómica que ofrecen las bodegas y de 8.6 en cuanto al alojamiento disponible.

Las bodegas se posicionan como producto turístico

En cuanto al impacto que el turismo del vino genera en las bodegas, según los datos preliminares tomados entre mayo y agosto de 2022, en promedio nacional los visitantes tienen un volumen de compra de 21.617 botellas al mes y generan un flujo de 10.653 comensales promedio por provincia al mes.