Gustavo Gaona, vocero de Celadi, dialogó con Mensajero sobre la actualidad del transporte terrestre y resaltó la necesidad de que haya una política coordinada.

Argentina está atravesando un período de reactivación más que nada vinculado con el flujo de viajeros que circulan por los destinos nacionales. En paralelo, el receptivo comienza a dar señales de reactivación (ver nota).  

Para conocer en detalle qué es lo que sucede con el transporte de micros de larga distancia, Mensajero conversó con Gustavo Gaona, vocero de la Cámara Empresaria de Larga Distancia (Celadi). Al respecto, describió que en comparación con 2021 se incrementó el movimiento y están operando a todo el país, a 160 localidades. Mientras que si se revisa en relación con 2019, aún continúa con un 30 % por debajo.

Sobre esta cifra, especificó que está vinculado con la circulación dentro del país. Mientras que sobre el internacional especificó que todavía sigue abajo y es un poco más difícil para reacomodarse. "Estuvo más de dos años cerrado. Lo que está sucediendo actualmente es que para algunos destinos de cercanía, la Argentina está siendo interesante en términos de cambio económico. Se está generando un movimiento de extranjeros que vienen al país a consumir a distintos destinos. Porque nosotros conectamos con todos los países limítrofes y Perú", analizó. 

Volviendo al plano nacional, explicó que el Previaje fue muy importante, sobre todo en un servicio como el de ómnibus de larga distancia que tiene tarifas reguladas. "Sin lugar a dudas fue de gran ayuda", apuntó.

Aunque reconoció que ese 30 % que aún falta recuperar tiene que ver con varios factores. Por un lado, comentó que recién ahora se empieza a ver viajeros más relajados y que están circulando en mayor cantidad, lo cual se suma a que en Argentina más de la mitad de los viajes terrestres son en auto. 

"La discusión no es trenes sí o trenes no"

Sobre este punto, indicó que tanto aéreos como trenes tienen un subsidio, que en primer caso alcanza el 95 %. "Comprar un pasaje a Mar del Plata sale más barato que comprar una pizza. Por eso, el problema es la simetría en la distribución", ejemplificó. 

Al respecto, comentó que el ómnibus desde hace años no tiene ningún tipo de subsidio y que por eso el pasajero que paga el boleto de bus abona el 100 % de la tarifa. "La discusión no es si trenes sí o trenes no", afirmó, aunque puntualizó: "Es imposible competir contra la billetera del Estado. ¿Pero por qué siguen eligiendo el ómnibus? Porque en términos operativos, salvo en algún caso de cercanía, el viaje es la mitad o más que en tren".

"Encima en el medio nos comemos algunos bofetazos como que nos acusen de que nos estamos comprando los boletos de los trenes. Es un disparate total", señaló. 

En este sentido, precisó que las reglas tienen que ser claras y hoy no ocurre, porque el sistema no es equitativo. A su vez, especificó que no hay una política de transporte integral que fomente una sana competencia. 
De hecho, aseguró, los pasajes gratuitos a discapacitados y trasplantados, el estado les da una compensación que llega muchos meses después y que alcanza el 10 % del valor de la butaca. 

"Todos tenemos que trabajar para que en todo el país se elija el

transporte público por sobre el particular. Esa sería la lógica de un país moderno", resaltó. 

Por otro lado, explicó que no termina de haber una política coordinada de transporte y que en 12 años que él está en ese rol no hubo una sola reunión convocada por el Ministerio de Transporte en la que se siente a la mesa a los representantes de los trenes, de los aviones y de los ómnibus. "Debería haber una política coordinada.  En algún momento se trabajó en un programa en el que ibas en avión y volvías en ómnibus, entonces se garantiza la contrademanda. Hay un montón de políticas que se pueden llevar adelante", añadió. 

Por otro lado, destacó que si bien las empresas no están en una gran situación, están funcionando todas. "Esto se explica por dos cosas, porque pusieron sus capitales históricos y además porque el Estado destinó aportes extraordinarios", indicó. A su vez, relató que el Estado dictó una norma que no les permitía circular, pero que les aportó fondos que fueron dirigidos a sostener empleos y pagar los salarios. 

"La situación de a poco se va normalizando. Muchas se achicaron y comprimieron para hacer frente a la crisis. El corazón de las empresas son sus ómnibus. Actualmente, salen 300 mil dólares y tienen una vida útil de 10 años, pero cuando pasaron dos sin circular, se pierde el 20 % del capital. Entonces, eso las dejó un poco más golpeadas. Cuesta un poco más renovar unidades y no sé da cómo era previo a la pandemia, pero están intentando salir adelante", detalló. 

Por último, adelantó que están trabajando con el Ministerio de Transporte en cambios en las regulaciones y las normas. "Si bien es un transporte operado por privados, todo lo que hacemos está totalmente regulado por el Estado. Por eso, lo que más intentamos trabajar es en normas que nos vuelvan más eficientes, que mejoren estos costos, que permitan una tarifa más competitiva", aseguró.