El evento internacional de esculturas atrae a muchos turistas extranjeros, quienes se acercan a Resistencia para ver la experiencia que termina el 24 de julio.

CORRESPONSAL EN EL LITORAL

El sábado 16 de julio comenzó la Bienal Internacional de Escultura en Resistencia, un evento internacional que atrae a muchos turistas, quienes se acercan a presenciar y ser parte de esta experiencia artística que culminará el 24 de julio.

Esta manifestación de arte contemporáneo congrega a artistas de prestigio mundial, quienes trabajan a cielo abierto y en público, lo que la convierte en un evento excepcional a nivel internacional y que la catalogan como una de las tres mejores bienales de todo el mundo.

Desde 1997 cuenta con el auspicio permanente de la Unesco, convirtiéndose en uno de los más importantes escenarios del mundo de esta disciplina artística.

La Bienal del Chaco registra ocupación plena

La Bienal del Chaco fue declarada de interés municipal, provincial y nacional. Además, fue distinguida por su alto interés artístico y cultural con el auspicio de la Academia Nacional de Bellas Artes y el Fondo Nacional de las Artes. En su última edición del 2018 convocó a más de 650 mil personas.

Desde el Primer Concurso de Escultura en Madera en la Plaza Central 25 de Mayo en 1988, hasta las bienales internacionales en la actualidad, a través de un trabajo en conjunto entre el Gobierno de la Provincia y la Fundación Urunday, organizadora del evento, se ha logrado insertar a Resistencia en los circuitos internacionales de escultura y posicionarla como una referencia internacional del arte y la cultura.

Las obras se realizan en distintos materiales no perecederos y luego son integradas en espacios públicos, como ser veredas, bulevares, parques y plazas de Resistencia.

El vicepresidente del Instituto de Turismo del Chaco, Mauro Flores, anticipó que julio cerrará con buenos números en cuanto al turismo provincial, incluso alcanzando valores de prepandemia.

"La situación es inmejorable, los hoteles están agotados en sus reservas, no hay camas disponibles porque el turismo ha excedido la demanda a la oferta", describió Flores y agregó que esto no se da solo en Chaco, ya que también muchos hoteles de Corrientes están con ocupación plena.

Por otra parte, el funcionario adelantó que se espera que el evento cuente con la participación de más de medio millón de personas, en su mayoría locales, pero que también un gran número corresponderán a turistas: "Hay también excursionistas que son aquellos que vienen a la ciudad y no pernotan, solo recorren durante el día".

"La Bienal es un caso particular porque es una actividad artística excelente, de muy elevada calidad y muy popular", remarcó.

Historia de una ciudad gestora de cultura

Los primeros monumentos urbanos fueron erigidos por la colectividad italiana, alrededor de 1920, y tuvieron el carácter recordatorio de las gestas inmigrantes. Su articulación con la historia local se concretó recién a partir de 1945 con estatuas dedicadas a próceres argentinos, ubicadas en las principales plazas de la ciudad.

A partir de la formación del reducto cultural el Fogón de los Arrieros en 1954, se congregó un grupo de artistas e intelectuales que transformó el lugar en un centro de exposición y difusión artística.

En 1961, el Fogón lanzó un plan de Embellecimiento de Resistencia, que configuró una nueva fase en la tarea de integrar el arte al espacio público. Primaba la idea de crear una “Ciudad-Museo”, que fue posible gracias al lenguaje superpuesto de las esculturas ya emplazadas en la vía pública.

La expansión de las obras significaba el cambio paulatino de una valoración de tipo simbólico -histórico a una de carácter artístico - cultural, en un proceso que iba configurando a las esculturas como verdaderos referentes urbanos, identificatorios de cada lugar.

La Comisión para la Promoción Artística de Resistencia (Coproar) entre 1977 y 1991 continuó con la campaña, y luego la Fundación Urunday, habiéndose logrado hasta la fecha la colocación de más de 650 esculturas y formándose ya una propuesta de la imagen de la ciudad. Esta imagen posibilitó jerarquizar el área urbana, le confirió atractivo turístico y contribuyó a definir un perfil singular que cualifica la cultura de Resistencia.