El Inprotur propone en su página web un roadtrip por la Ruta 40, una gran manera de conocer los atractivos nacionales.

Viajeros de todo el mundo que visitan Argentina en busca de adrenalina saben que hay un lugar por el cual tienen que pasar. Bordeando la Cordillera de los Andes y con 5301 kilómetros totales, la Ruta 40 une norte y sur en un itinerario donde la naturaleza es protagonista. Su longitud habilita la posibilidad de que 11 provincias puedan dar el presente con destinos imperdibles cerca de la carretera.

1. Valle de la Luna, Jujuy

Un pedacito de Marte en tierras jujeñas. El Valle de la Luna es una maravilla natural al costado de la Ruta 40, hacia el oeste de Jujuy. La formación geológica está emplazada en un desierto árido teñido de rojos, blancos, verdes, amarillos y naranjas. Los años y la erosión fueron otorgándole distintas formas, convirtiéndola en una parada obligatoria en el norte argentino.

2. Cafayate, Salta

A 192 kilómetros de la capital, este destino enamora por la variedad de actividades que propone. Los paredones rojizos que caracterizan la zona abren camino para que los apasionados de la cámara reciban una buena dosis de paisajes fotogénicos. Por su parte, Cafayate es un punto clave en la Ruta del Vino norteño, así que la propuesta vitivinícola queda cubierta. Imperdible probar la cepa emblema: el torrontés.

3. Ruinas de Quilmes, Tucumán

Treinta hectáreas al pie de un cerro dan cuenta del asentamiento precolombino más extenso de Argentina. La Ciudad Sagrada de Quilmes fue hogar del pueblo originario de mismo nombre, el último bastión de la resistencia de los indígenas ante el avance español. Distintas reconstrucciones residenciales y una fortaleza con paredes de piedra se alzan para ilustrar la forma de vivir de estas comunidades hace miles de años. Para terminar de entender las costumbres locales, la visita amerita un paseo por el Centro de Interpretación, con objetos y proyecciones de la cultura.

4. Quebrada de Jujuil, Catamarca

Mucho verde, elevaciones uniformes y una energía única. Todo eso se siente en la Quebrada de Jujuil, un destino alternativo de la provincia de Catamarca. Los abundantes cardones y vegetación local forman parte de la escenografía de cuento, a la cual se accede desde la Ruta 40.

5. Cuesta de Miranda, La Rioja

En La Rioja, la Ruta 40 adopta una colorimetría rojiza que le sienta muy bien. Los 12 kilómetros del trayecto curvo y de cornisa unen las localidades de Villa Unión y Chilecito. La experiencia viajera se potencia con un recorrido de altura entre laderas coloradas, que cuentan con puntos panorámicos estratégicamente dispuestos para lograr la mejor fotografía de las formas geológicas.

6. Huaco, San Juan

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7. Ruta del Vino, Mendoza

La capital del vino sí que sabe lucirse. ¿Dónde? Tan solo en la ruta vitivinícola más famosa del país. Mendoza, la gran productora del jugo de uvas, también infla el pecho en el recorrido de la Ruta 40. Y, de hecho, lo hace con honores. Los accesos se extienden por cuatro zonas repletas de bodegas: el norte, el este, el Valle del Uco y la parte sur. Una buena cantidad de bodegas encontraron su lugar a los costados de la carretera más emblemática del país. Una de ellas es considerada la mejor del mundo por The World’s Best Vineyards: Zuccardi Valle de Uco.

8. San Martín de los Andes y Villa La Angostura, Neuquén

Dos localidades que roban suspiros. Que enamoran y conquistan corazones de fanáticos de la naturaleza. Ambas comparten la misma premisa: cascadas, lagos, montañas y bosques autóctonos son los componentes que integran la receta mágica natural.

San Martín de los Andes regala la sensación única de estar envuelto por picos nevados muy cerca. Algunas de sus actividades imperdibles son: hacer kayak en Quila Quina, bucear en el Lago Lácar, conocer el Cerro Chapelco (infalible para esquiar en época invernal), ver el atardecer desde el Mirador Arrayanes y hacer trekking al Mirador Bandurrias.

Villa La Angostura, por su parte, tiene la particularidad de estar situada sobre la mismísima Ruta 40, a orillas del Lago Nahuel Huapi. En este destino patagónico hay que maravillarse con sus infinitos lagos cristalinos, subir al Cerro Bayo, visitar Bahía Manzano y disfrutar de las playas de Bahía Mansa y Brava. Además de tomar cerveza artesanal, claro está.

9. San Carlos de Bariloche, Río Negro

La ciudad de los chocolates, las elevaciones montañosas y los perros San Bernardo. Todo lo que sucede en Bariloche es digno de estar en un cuento, porque si hay algo que sobra, es magia. Arquitectura típica de madera, circuitos naturales impresionantes, cerros listos para ser escalados, gastronomía de lujo y paisajes de ensueño se unen para formar el pack turístico perfecto en Río Negro.

10. Esquel, Chubut

Atractivo cultural y turístico. Una perfecta mezcla de panorámicas patagónicas con maravillas locales. A apenas 11 kilómetros de la Ruta 40, ya ingresando por la 259, se abre un mundo lacustre y montañoso rodeado por el Parque Nacional Los Alerces. Esquel es una ciudad que lo tiene todo: un grandioso centro de esquí en La Hoya, arte culinario, cerros para hacer trekking y el único tren de trocha angosta en funcionamiento en todo el planeta. La Trochita es una de las grandes atracciones de la zona y habilita un trayecto imperdible por suelo chubutense.

11. El Calafate, Santa Cruz

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