El Inprotur detalló una serie de motivos para conocer el atractivo turístico formoseño, ubicado en el corazón de la región del Gran Chaco.

Ubicado en Formosa, Bañado la Estrella es el segundo humedal más grande de Argentina. En él confluyen aire puro para llenar los pulmones, naturaleza en su mejor versión y un pasaje de ida al corazón de la región del Gran Chaco. Este atractivo cuenta con más de 400 mil hectáreas y es un destino imperdible si de recorridos naturales se trata, ya que potencia la experiencia de los viajeros y los sumerge en un entorno pintado de verdes, rojos, amarillos y celestes.

El 7 de mayo de 2019, esta joya formoseña fue elegida como una de las siete maravillas naturales de Argentina, y el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur) realizó un listado de los motivos:

1. Por su increíble flora y fauna

Bañado la Estrella es un verdadero santuario silvestre. La pluralidad de animales y plantas que encontraron su hogar en este lugar es infinita. Caminan sus sendas, navegan sus aguas, sobrevuelan los picos de los árboles y se aferran a la tierra.

Hay más de 500 especies de aves distintas, entre las que destacan el jabirú, el matico (un pájaro con colores fuertes muy fotografiable), el ñacurutú, la jacana, el urutaú, las garzas moras y blancas y las espátulas rosadas. Por el lado de la vegetación, es muy característica la foto en la que flotan camalotes, algas y nenúfares sobre el agua. Además, las palmeras caranday son protagonistas y otros árboles que desfilan sus copas son el algarrobo, el vinal, el quebracho blanco y colorado y el palo santo. A su vez no faltan los peces, las boas curiyú, los yacarés, lobitos de río, carpinchos, vizcachas, osos hormigueros y aguarás guazú.

2. Por los atardeceres pintados sobre el agua

El resultado de esperar que caiga el sol en Bañado la Estrella es una postal que se guarda en lo más profundo del corazón. Un espectáculo natural que baila entre sombras producidas por palmeras. Rosas, naranjas y rojos pintan el cielo y se reflejan en los espejos de agua, creando el escenario perfecto para contemplar el paisaje y disfrutar de esta maravilla.

3. Por la paz que transmite su inmensa naturaleza

La combinación del viento sobre las arboledas con sonidos de animales dan cuenta de que se está pisando un lugar único en el mundo, donde la calma del entorno traslada a quienes lo visitan a un lugar seguro y tranquilo. Respirar la paz es una de las principales razones por las cuales está en lo más alto del podio de Argentina.

4. Por el encanto de Fortín La Soledad

Un camino de tierra conduce al secreto mejor guardado de la reserva, donde habitan 370 personas en un área rural. Las vistas desde Fortín La Soledad permiten absorber las panorámicas desde otro lugar. Su nombre refiere al antiguo Fortín de Gendarmería que estaba ahí, cuando colonos de otras provincias se instalaron para dedicarse a la ganadería. Está a 65 kilómetros de Las Lomitas, el principal punto de acceso a Bañado.

5. Por la posibilidad de hacer safaris fotográficos

Estímulos visuales constantes inundan las lentes de cámaras de fotógrafos aficionados por capturar los encantos del tercer humedal más grande de Sudamérica. Los champales sobre el agua, las texturas de musgos y lianas, las tonalidades de plumas de aves que sobrevuelan la zona. La combinación de naturaleza, detalles, colores, reflejos, animales y vegetación son un verdadero banquete para los artistas fotográficos.

6. Por la magia de navegar sus aguas en canoas

Atravesando árboles sumergidos y plantas que flotan, recorrer Bañado la Estrella en canoa es la actividad más típica, porque permite apreciar de primera mano la maravilla de sus aguas, viviendo encuentros cercanos con animales acuáticos y contemplando el vuelo de aves grandes y pequeñas alrededor. La magnitud del lugar y la cantidad de espejos acuosos rodeando el bote transmiten una sensación de infinito que se traduce en silencio y paz.

7. Por la comunidad de Campo del Cielo

Se trata de una experiencia de interculturalidad única. Esta pequeña comunidad indígena de la etnia pilagá vive a 35 kilómetros de Las Lomitas y mantiene costumbres antiguas que siguen llevando a cabo en su día a día. Su lengua materna es el pilagá y se dedican principalmente a la confección de artesanías con fibras vegetales, carandillo, yicas de chaguar y madera.