El ayuntamiento aprobó un programa para que se contemple medidas que ayuden a controlar y regular el turismo que se está reactivando en la ciudad.

Antes de la pandemia, Barcelona sufría por la masificación turística, dado que llegaba una gran cantidad de viajeros y los habitantes se quejaban por lo dañino del comportamiento. Esta realidad se volvió a vivir en la ciudad con el fin de semana largo de Semana Santa. 
Ante este panorama, las autoridades decidieron dar lugar a un plan que surgió de entidades locales. En líneas generales, esgrimen que quieren una ciudad con turismo, pero que no dependa del turismo. "No podemos aceptar el retorno al crecimiento ilimitado que algunos pregonan ni dejar que se imponga una ilusión del decrecimiento sin alternativa que otros predican", señalaron. 
De esta manera, el ayuntamiento aprobó el Plan verano a través del cual se licitará la contratación del equipo que controla los alojamientos ilegales con el objetivo que estos espacios se limiten a un máximo de 15 huéspedes. 

Barcelona pone en marcha un plan de urgencia

Asimismo, apuntan a que se desarrollen otros circuitos turísticos que no sean la Ciutat Vella y el Eixample, para así descomprimir la zona que más cantidad de viajeros capta.