La compañía estadounidense registró pérdidas por 8420 millones de dólares por los inconvenientes con los MAX y los 777X, además del impacto de la pandemia.

Ayer, la compañía estadounidense Boeing anunció mediante un informe el resultado de las pérdidas netas en sus balances financieros, que arrojó un saldo negativo de 11.873 millones de dólares en el ejercicio 2020, muy por encima de los 636 millones perdidos el año anterior.

Debido a los inconvenientes que alcanzó el B-737 Max, las demoras en el avión 777X y el impacto de la pandemia en el tráfico aéreo y en las compañías aéreas, la facturación acumulada del fabricante estadounidense cayó un 24 % interanual, hasta los 58.158 millones, con un flujo operativo de caja negativo de 18.400 millones, en lo que significa una clara muestra del peor accionar en lo que refiere a entrega de aviones en años y las cancelaciones de los últimos meses.

"El año 2020 fue de profunda disrupción social y global, por lo tanto, nuestra industria se ha limitado significativamente. El impacto de la pandemia en los viajes aéreos comerciales, sumado a la paralización de los 737 MAX, ha dificultado nuestros resultados", sostuvo David Calhoun, presidente y CEO de Boeing.

"Nuestro portafolio equilibrado de diversos programas de defensa, espacio y servicios continúa brindando una estabilidad importante a medida que sentamos las bases para nuestra recuperación. Si bien el impacto del COVID-19 presenta desafíos continuos para la industria aeroespacial comercial en 2021, seguimos confiando en nuestro futuro, enfocándonos en la seguridad, calidad y transparencia mientras reconstruimos la confianza y transformamos nuestro negocio", agregó el ejecutivo.

En relación a la aeronave 777X, ya es la tercera vez que la compañía demora las primeras entregas de este modelo en particular, aunque unos meses atrás, el propio Calhoun reconoció que los clientes podrían acceder a los aviones a partir de 2022.

Según detalló Boeing, las demoras están vinculadas a varios factores, como por ejemplo las evaluaciones de las exigencias de certificación a nivel mundial, la estimación de los impactos del coronavirus en la demanda de las compañías aéreas y las charlas con cada uno de los clientes sobre el calendario de entrega de los aviones.