El gobernador bonaerense se reunió ayer con los intendentes de los municipios costeros para abordar la problemática del aumento de los contagios en la provincia.

Tal como lo adelantó ayer Mensajero, la temporada de verano no está en peligro, pero la preocupación por el relajamiento de la gente durante las vacaciones y por el aumento de los contagios es cada vez más grande. Por eso, ayer a la tarde se produjo una importante reunión entre el gobernador Axel Kicillof y los intendentes de las principales ciudades que integran la costa bonaerense.

Si bien había dudas con respecto a si se anunciaría un toque de queda nocturno para estos municipios, en principio se decidió que no haya nuevas medidas restrictivas. La voluntad de todos los dirigentes provinciales y locales es que la temporada continúe sin mayores sobresaltos, aunque todos coincidieron en la necesidad de intensificar los controles en la vía pública, playas y locales gastronómicos. Además, señalaron, se hará hincapié en conseguir un cumplimiento más estricto de los protocolos.

En el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires consideran que, si bien la situación sanitaria es alarmante, todavía hay margen para revertirla, siempre y cuando la sociedad esté dispuesta a modificar sus conductas cotidianas.

"Hoy no estamos en una situación de emergencia. No queremos que se contagie todo el mundo hasta que se ocupen las camas. Hay que evitar los contagios. Hay que fortalecer los controles y pedir a la población que vuelva a cuidarse como lo hacía en los peores momentos. Estamos llegando a una situación que puede volverse crítica", explicó Kicillof durante una conferencia de prensa posterior a la reunión.

Más allá de que no se esperan grandes cambios ni una suspensión abrupta de las vacaciones de verano para las próximas semanas, los funcionarios remarcan constantemente que la coyuntura es absolutamente dinámica y que el proceder dependerá de cómo evolucione la curva epidemiológica.