Alejandro López, fundador de la Red de Turismo Accesible, opinó que los destinos deben enfocarse en los grupos vulnerables con respecto al COVID-19.

En el camino hacia la reactivación de cara a la temporada de verano, y a partir de los protocolos que desarrolló el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, junto con el Instituto de Calidad Turística Argentina (ICTA) y la Cámara Argentina de Turismo (CAT), se realizó una serie de recomendaciones vinculadas específicamente a las personas con discapacidad.

Alejandro López, Fundador de la Red de Turismo Accesible de la República Argentina, le comentó a Mensajero que, a pesar de que los lineamientos no habían contemplado en un principio ciertas consideraciones, desde la Comisión de Turismo Accesible, la CAT, la Agencia Nacional de Discapacidad y el Ministerio de Salud se elevaron algunas recomendaciones para que el cuidado abarque también a este segmento, enfocadas, por ejemplo, en la sanitización de los elementos de apoyo como una silla de ruedas o un bastón: "Este año en lo que refiere a turismo accesible se avanzó mucho desde el Estado y desde el sector privado".

“Hay que tener mayor cuidado y prestar atención. Las barandas en los baños accesibles, por ejemplo, que son elementos de sujeción y que muchos tocan permanentemente. O restringir el acceso a los espacios públicos a personas que no requieren de condiciones de accesibilidad para que sea más estrecho el uso de ese lugar. Son consideraciones básicas”, puntualizó.

En ese contexto, el especialista ejemplificó que destinos como Villa Gesell y Concepción del Uruguay hace tiempo se encuentran trabajando en turismo accesible, “mientras que hay otros que no alcanzan ninguna acción con respecto a este segmento y mucho menos van a contemplar estos cuidados”.

Un verano para todos

Por otro lado, López aclaró: “A mí, más que de demanda turística, me gusta hablar de diversidad turística. Porque en ese abanico tenés que conocer a tu viajero y a tu cliente, y de esa forma saber cuáles son los requerimientos para garantizar la seguridad sanitaria y que ellos puedan disfrutar de la experiencia en igualdad de condiciones”. En ese contexto, opinó que se debe hacer hincapié en las necesidades de las personas con discapacidad y aquellos que forman parte de los grupos vulnerables con respecto al COVID-19: “Es muy heterogéneo, hay adultos mayores que a lo mejor no tienen ninguna discapacidad y hay personas con discapacidad que son más propensas a que su sistema respiratorio colapse con este virus”.

Finalmente, el especialista en turismo accesible puso el foco en un punto a corregir en la temporada: “Hoy muchos prestadores están brindando la carta en formato digital vía WhatsApp. Para una persona ciega sería fundamental que en ese caso, en lugar de ser un flyer, sea una audioguía, para que la persona lo reciba en su teléfono y no tenga que estar tocando una carta en braile. Además, por más que uno tenga consideración con esa persona, hay que tener en cuenta que ella no sabe qué seguridad hay detrás de eso que está manipulando”.

“Tiene que existir una responsabilidad del prestador, pero por otro lado debe haber una comunicación eficaz para que la persona pueda relajarse y, al ser grupo de riesgo, no estar como loco. Uno de los componentes de los servicios es garantizar la seguridad, y en este caso es la sanitaria”, concluyó.