Diego Piquín, director ejecutivo de Emprotur, charló con Mensajero acerca del efecto que dejó el cese de la actividad turística en la ciudad.

En una situación por demás anómala, en la que una pandemia congeló por tiempo indeterminado el turismo en el país, Bariloche es uno de los tantos destinos argentinos afectados por la ausencia de visitantes en sus calles, sus playas y sus paisajes. En un intento por permanecer cerca de la gente, el Emprotur, con Diego Piquín a la cabeza, lanzó una plataforma virtual que permite sentirse en la ciudad sin romper con el aislamiento social preventivo y obiligatorio.

¿Cómo te trata la cuarentena?

La verdad que no me puedo quejar. Estoy en casa con mi mujer y mis hijos. Tengo un buen espacio como para que cada uno haga su rutina, los chicos con sus cosas del colegio y yo trabajando con la agencia, con el directorio, con instituciones. Todo por medio virtual y usando mucho el teléfono.

¿Se respeta el aislamiento en Bariloche?

Toda la comunidad lo ha acatado seriamente. Siempre hay algún caso aislado de alguien que no terminó de entender la gravedad de la situación. Pero por lo general se respeta. Incluso, a nivel turismo, las distintas agencias, hoteles y prestadores se empezaron a cerrar al mismo tiempo que los parques nacionales, lo cual fue previo al aislamiento. Por lo tanto ya venía Bariloche en una inercia de bajar el caudal de gente a la actividad. Y hoy por hoy, se ven imágenes del Centro Cívico, la calle Mitre y Bustillo, todo sin gente.

¿Cómo repercutió esta situación en un destino que se había promocionado tanto para el verano?

Hay mucha incertidumbre porque no se sabe ni cómo ni cuándo va a terminar todo esto, ni siquiera qué va a pasar dentro de una semana. Y existe una gran preocupación por el lado de la salud, pero también hay que ser consciente de que esto trae un impacto económico muy fuerte, porque Bariloche está formada por una gran cantidad de pymes y los empresarios tienen la necesidad de seguir pagando los salarios. A mí me dejó frustración y bronca porque hicimos todo como lo teníamos que hacer.

Bariloche, símbolo de reinvención

Y encima, tuvieron que salir a intentar que la gente no vaya a la localidad...

Sí. Ahora estábamos promocionando Semana Santa, la Fiesta del Chocolate y la temporada de nieve. Y cuando pasó todo esto tuvimos que poner el freno de mano y desalentar el turismo. Es una sensación muy rara salir a hacer una campaña de marketing para pedir que no vengan a la ciudad. En ese formato tratamos de, por medio de internet, llevar Bariloche a la casa de la gente para que sirva como un elemento distractor para quienes están acatando las reglas del juego. Hay videos sobre excursiones, juegos para los chicos, recetas con chocolate y demás opciones para tratar de que el destino no esté tan lejos.

La Fiesta del Chocolate, ¿se va a suspender o a cancelar?

Al inicio de la primera etapa del aislamiento ya habíamos decidido cancelarla, por una cuestión de responsabilidad social y sanitaria. Por eso la intención es tener esta herramienta virtual como algo complementario y hacer la Fiesta el año que viene, en su fecha tradicional. Lo cual no quiere decir que no se pueda hacer una acción relacionada al chocolate, pero en otro formato.

¿Qué lugar creés que va a ocupar la tecnología en el turismo en los próximos meses?

Es un pilar estratégico clave en el día a día, independientemente de esta pandemia y esta crisis. En estos momentos en que esta situación nos obliga a estar en casa, la tecnología es la mejor llave para abrir esas puertas y que las personas puedan acceder a disfrutar de un destino. No es lo mismo que vivir la sensación de estar en Bariloche, pero sí es un tentempié que nos ayuda a pasarla un poco mejor.

Una vez que pase esta situación, ¿cuál va a ser el puntapié inicial para el resurgimiento del turismo?

En nuestro caso, salir a gritar "Bariloche" al mundo, con las diferentes maneras que tengamos. La realidad es que apenas esto termine, habrá que tratar de que la rueda empiece a girar lo más rápido posible y salir a promocionar el destino al mercado que se pueda para que el turismo vuelva a funcionar como estaba funcionando.

Bariloche, símbolo de reinvención