Pablo De Luca, presidente de CCGLAR, habló con este medio sobre el impacto del COVID-19 en Argentina y apostó por el fortalecimiento de la red federal LGBT.

Argentina había tenido un comienzo de año esperanzador, y más en el segmento LGBT al consagrarse como mejor destino a nivel mundial. Sin embargo, llegó la pesadilla del COVID-19. ¿Cómo los afecta todo esto?
Creo que nos afecta a todos por igual. Arrancamos bien en Madrid, seguimos en ANATO, nos fuimos para ITB, y apenas llegamos se canceló. La crisis es global, y si miramos para atrás, la única experiencia similar en el sector turístico fue post 2001. El costo para el turismo fue alto. 

¿Encontrás similitudes en estas dos etapas que mencionás?
En aquel entonces las proyecciones decían que más o menos el 8% iba a ser el porcentaje de caída en la actividad, y terminó siendo del 7,8%. Casi 20 años después, las mismas personas estiman una baja del 28% de cara al 2020. Estamos hablando de una crisis más grande que la del 2001. En el mundo hay alrededor de 320 millones de personas que trabajan en sector, mientras que en Argentina se estima que hay 200 mil empleos que están en riesgo. Todavía es difícil medir cuál será el impacto final.

¿Qué es lo que más te llama la atención?
En el último siglo creo que no hubo un solo momento en el que se cierren las fronteras de todos los países, y en el que todos los aviones dejaran de volar.

¿Estás de acuerdo con las medidas que se tomaron?
Al principio me costaba entender a los "vivos" o a los que, por ignorancia, seguían rompiendo las normas y no cumplían con el confinamiento obligatorio. Los que tienen que hacerse un planteo enorme son los medios de comunicación, sobre todo los de aire que son masivos. En este momento harían la diferencia informando realmente bien en vez de pelearse por quién salió primero o quién tuvo la primicia.

¿Imaginás cómo va a ser el primer día normal luego del aislamiento?
Uno de los primeros mensajes que transmitimos apenas comenzó todo esto es el fortalecimiento de la red federal, y lo hicimos de forma remota. En vez de seguir postergando nuestros encuentros y las temáticas quedamos en trabajar mediante videoconferencias a través de pequeños y grandes grupos para seguir adelante. Hay que conocer la realidad del otro para generar nuevos contenidos. Lo primero que vamos a tener que hacer al día siguiente es trabajar en equipo el mercado argentino, para después recuperar cada uno de los internacionales junto al INPROTUR y la Cámara Argentina de Turismo. Si miro para atrás, hacía mucho tiempo que no teníamos una etapa de cero disidencia, y trabajando con un solo objetivo, que es tratar de cuidar a cada una de las empresas y cada uno de los puestos de trabajo de nuestro sector.

¿Qué opinás sobre la gestión de Alberto Fernández hasta el momento?
Lo que más rescato es su capacidad de liderazgo. Me gusta que priorice a la gente por encima de la economía. Definitivamente la historia lo va a recordar por esto. Tarde o temprano vamos a salir adelante de esta crisis. De las pérdidas de personas, no. Conocemos de memoria las crisis económicas de Argentina. Sabemos que se resuelven de una forma o de otra. El hecho de priorizar a las personas por encima de todo va a ser el gran legado que dejará.

¿En qué creés que sacó ventaja Argentina respecto a otros países?
En la ubicación geográfica y en la época en la que empezamos a sentir de cerca el COVID-19. Estos dos factores nos permitieron estar un poco más preparados, porque está a la vista que otras partes del mundo impactó notablemente. Sin embargo, hay economías cercanas que desestiman cualquier tipo de recomendación, y siguen como si nada. 

Desde tus conocimientos y tu experiencia en temas que lamentablemente siguen presentes como la discriminación, ¿cómo se trabaja con la gente que deja de lado al enfermo que contrajo el coronavirus?
¡Es tremendo! En vez de luchar para que las personas puedan mostrarse y contar abiertamente lo que tienen, llamar al médico y consultar, se ven casos en los que les da vergüenza que les tomen la temperatura. Ese es el impacto de la discriminación. Como sociedad tenemos que reflexionar en esto. Primero se calificó como "el virus chino", después fue la edad. Luego, fue la condición social. Es increíble, brota la discriminación antes que la solidaridad. Si algo tiene que enseñarnos esto es que el coronavirus nos pega de cerca a todos.