El anuncio fue hecho con bombos y platillos hace más de una década: la capital alemana tendría uno de los mejores aeropuertos del mundo, pero el Diablo metió la cola y nada salió como debía. 

Las obras se iniciaron en 2006 y debían concluir en 2011. Con fecha inicial para su puesta en marcha para junio de 2012 las semanas previas fueron de gran actividad con miles de voluntarios participando en las pruebas finales para su puesta a punto. Las invitaciones estaban cursadas y el evento iba a contar con la presencia de la canciller Angela Merkel, y Lufthansa iba a aterrizar su flamante Airbus A380, pero… nada de eso se concretó. Unos días antes la fiesta se suspendió “por problemas técnicos”. Y todavía sigue sin inaugurarse. 

Uno de los más serios papelones de la historia aerocomercial europea, sin ninguna duda. ¿Cómo puede ser que uno de los países más desarrollados tecnológicamente pueda cometer tantos errores?  ¿Qué pasó realmente?

Los mil y un errores

En un primer momento se dijo que la falla que obligó a posponer la entrada de operaciones del aeropuerto se había detectado en el sistema de protección contra incendios, el que al parecer era demasiado complejo ya que estaba previsto que el humo se bombearía hacia abajo, por debajo de la estructura de la terminal, en lugar de ir hacia arriba a través del techo según el flujo natural de aire caliente.

Pero al paso de los meses se le agregaron otras fallas: recalentamiento de los cables, escaleras mecánicas demasiado cortas y fallas estructurales graves en el techo, sólo por nombrar algunas. En definitiva, se descubrió que el trabajo de construcción no cumplía con los requisitos reglamentarios, lo que significaba que muchos elementos tenían que comenzar desde cero. Aunque se llegó a barajar la idea de desmantelar la flamante construcción para hacerla de nuevo, los administradores decidieron ir reparando las fallas encontradas, lo que resultó ser una pésima idea. 

El presupuesto del aeropuerto supera ya los 6500 millones de euros (7500 millones de dólares), tres veces más que la cifra original. Eso ha hecho que el Parlamento alemán conforme una Comisión de Investigación para analizar en detalle los costos de la obra. 

Para empeorar la situación, cada mes que permanece cerrado le cuesta a la Corporación entre 10 y 11 millones de dólares. 

Su inactividad ha provocado hechos que se debaten entre la inoperancia y la comedia: este año debieron cambiar los 750 monitores que informaban el estado de los vuelos (inexistentes) a un costo de U$S563.000 porque se habían quemado después de años de uso, sin siquiera haber tenido un sólo aterrizaje o despegue que anunciar.

¿Será la definitiva?

La empresa operadora de los aeropuertos alemanes, FBB, anunció hace poco que la apertura se ha programado para octubre del 2020, 9 años después de la fecha inicial. Y es así que Engelbert Lütke Daldrup, el director general de la organización dijo a la prensa que “el aeropuerto abrirá en octubre de 2020, pueden confiar en ello”. La segunda parte de la frase es importante porque en realidad, tras varios retrasos consecutivos, pocos piensan que esta vez será la definitiva.

Un doble dolor de cabeza

La idea rectora del gobierno era que una vez puesto en operaciones el aeropuerto de Brandenburgo dejaran de operar el anticuado aeropuerto de Tegel así como el de Schonefeld, utilizadao por las aerolíneas Low Cost, para concentrar todo en una única aerostación. Pero en un referéndum realizado en noviembre de 2017 los berlineses pidieron que Tegel siga abierto luego de la puesta en marcha del nuevo aeropuerto. 

Insólito

Mientras se anuncia repetidamente su pronta (o incierta) inauguración los únicos que han utilizado las instalaciones del Brandenburgo han sido los corredores que participan desde el 2006 de la carrera anual Airport Night Run.

De acuerdo con el sitio oficial del evento, el maratón surgió ese año para mostrar a los pobladores los avances de la construcción. En los 12 años de esta competencia han participado más de 6000 personas y se ha convertido en una carrera referente para Berlín.

La fecha de 2019 ya está definida, será el 13 de abril. Tendrá 3 modalidades: 10 kilómetros, Media Maratón y relevos 4X4. Las inscripciones siguen abiertas hasta el 31 de diciembre con un costo de inscripción de 25, 32 y 54 Euros respectivamente, costos que se incrementan desde enero de 2019 hasta el 9 de abril a los 30, 40 y 60 euros para cada categoría. ¡Por lo menos eso sí está asegurado!