Otra vez una compañía aérea española fue tapa de los medios del mundo. Otra vez los pasajeros quedaron varados en los aeropuertos de ambos lados del Atlántico en los días previos a las Fiestas. Y otra vez las autoridades competentes se quedaron de brazos cruzados esperando ver un final largamente anunciado.
El 21 de diciembre Air Comet dejó de volar dejando tras de sí una estela de pasajes vendidos, agencias perjudicadas, empleados sin trabajo y mucha gente en tierras extrañas a la espera de volver a reunirse con familiares y amigos. Lamentablemente en esta oportunidad no podemos decir que nos tomó de sorpresa. Hace apenas un mes nos referíamos a los problemas del Grupo Marsans en Argentina y en España, del ruido que esa situación estaba haciendo en el mercado y que su futuro era tan incierto como una ruleta rusa. Y el tiro finalmente salió disparado.
Después del caso Air Madrid, hace exactamente tres años, las autoridades españolas reaccionaron con más rapidez y negociaron con varias aerolíneas el traslado de casi el 90% de los pasajeros que necesitaban volver a sus hogares, o podían acreditar situaciones de imperiosa necesidad, poniendo de sus cajas más de 6 millones de euros.
Las denuncias por estafa e insolvencia a los directivos de Air Comet, Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual, ya son una realidad y es muy factible que las demás empresas del Grupo Marsans se vean afectadas en una catarata de quiebras y cierres dejando al sector turístico con un sabor muy amargo en la boca. Lamentablemente este nuevo chiste de gallegos no nos provoca ni una sola sonrisa.

Manuel Sierra
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