Das Neves, Grondona, Alak y Jaime. Parece la delantera de una selección nacional de fútbol, pero son los protagonistas estelares de los más recientes capítulos de la novela de Aerolíneas Argentinas.
La negación a Pluna de los permisos para volar a la ciudad de Trelew fue un papelón internacional, que el gobernador chubutense pretendió ignorar ante los reclamos del gobierno uruguayo, y no pudo suplir con los vuelos ofertados por Julio Alak y Ricardo Jaime.
La nueva condición de Aerolíneas Argentinas, como empresa estatal, la coloca ante el mercado aerocomercial vernáculo en una condición de desigualdad propia de los estados comunistas de la década del setenta, donde todo es a favor de las empresas estatales en detrimento de una competencia que perfeccione la estructura de los negocios.
Frente a ello será muy difícil mantener un desarrollo sostenido del sector aeronáutico que beneficie a todo el país, ya que ante el menor atisbo de competencia que le pueda hacer perder un pasajero a la aerolínea estatal se podrá utilizar impunemente el recurso de la negación de los permisos de vuelo para sacarse al indeseado competidor del camino.
El gobernador Das Neves aprendió rápido la lección y terminó endilgándole a la empresa charrúa la responsabilidad de no contar con la documentación necesaria para que le aprueben los vuelos a su terruño patagónico.
Luego de la reunión con Ricardo Jaime y Julio Alak, el gobernador chubutense también descubrió que los dineros de la provincia están mejor invertidos en los vuelos de Aerolíneas que en los de Pluna, aunque nunca terminó de explicar las diferencias entre un vuelo regular, uno especial y un chárter.
El otro protagonista de esta historia es el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, don Julio Grondona, quien con su enorme poder de seducción y simpatía logró que una empresa estatal, deficitaria y endeudada como Aerolíneas Argentinas, se trasformara en sponsor de una selección de fútbol que no termina de despertar las simpatías de aquellos fanáticos argentinos que con sus impuestos abonarán los pasajes del equipo nacional, más trescientos mil dólares anuales.
La novela de Aerolíneas Argentinas cada día se parece más al Cuento de la Buena Pipa que nos contaban cuando éramos chicos, sólo que mal contado.

Manuel Sierra
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