Los millonarios que quieran viajar al espacio tendrán que hacer cola. O bien comprarse una nave rusa Soyuz a escote. Rusia anunció ayer una pausa en vuelos espaciales para los turistas por un periodo indefinido -como mínimo hasta el 2012--por la falta de espacio en sus transbordadores.
Eso significa que el magnate informático estadounidense, Charles Simonyi, que se encuentra ahora a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) ha sido el último afortunado. "Simonyi será el último o quizás penúltimo. Luego haremos una pausa en las visitas de turistas", dijo ayer el director de la Agencia Espacial Rusa (Roskosmos), Anatoli Permínov. Simonyi, que en esa ocasión pagó 26 millones de euros por un billete de ida y vuelta al espacio, es el único turista que visita la EEI por segunda vez.
La razón principal de suspender los viajes que han sido una adicional fuente de ingresos para Roskosmos es la falta de espacio. "Según los acuerdos internacionales, cuando se lancen los módulos científicos japoneses y europeos, la tripulación de la EEI deberá ser de seis personas, por lo que no hay sitio para turistas", explicó Perminov.
En mayo, a la actual expedición de la EEI se sumarán otros tres cosmonautas para formar la primera tripulación ampliada a seis personas. Esa decisión se debe a los retrasos en la construcción de la plataforma iniciada en el 2000 y participada por 16 países.
Para acelerar los trabajos de construcción se duplicarán los lanzamientos de Soyuz con destino al ingenio espacial, de dos a cuatro anuales. Dado que después de que los transbordadores estadounidenses sean retirados de servicio en el 2010 las Soyuz serán el único vehículo de relevo de tripulaciones de la EEI, no es sorprendente que los potenciales turistas tengan que esperar más de lo que se esperaba.
En términos concretos el jefe del programa de vuelos de Roskosmos, Alexéi Krasnov, prometió que la nueva Soyuz para turistas espaciales estará disponible "en torno a