La semana pasada hablamos de las pocas expectativas que debería tener el sector turístico nacional acerca de la llegada de grandes contingentes de turistas europeos o norteamericanos debido a la crisis económica que está atravesando el mundo globalizado en el que vivimos.
Por esa misma razón hablamos de buscar en los mercados regionales nuevas fuentes de visitantes, adecuando la oferta a una demanda de menores recursos económicos.
Sin embargo, no se detiene ahí el problema, porque el incipiente desarollo del  turismo interno no alcanza para llenar satisfactoriamente las arcas de los empresarios del sector, ocasionando un deterioro en la calidad de atención y mantenimiento de infraestructura.
El pasajero argentino, al igual que cualquier pasajero del mundo de hoy, ve limitadas sus posibilidades de vacacionar más allá de sus fronteras.
Argentina no está ajena al mundo globalizado en el que vivimos, pero su realidad económica es bien distinta a la del resto, ya que en nuestro país no existen los créditos hipotecarios y mucho menos los grandes inversores, con lo cual difícilmente podamos estar peor de lo que ya hemos estado.
Hoy se debe incentivar el desarrollo del turismo interno en un esfuerzo mancomunado entre públicos y privados, lo cual permitiría un mayor entendimiento y la posibilidad de mantener vigentes los destinos autóctonos.
En pocos días más los empresarios turísticos del Norte argentino, con el apoyo de sus respectivas provincias, realizarán una ronda de negocios en Buenos Aires, ofreciendo -entre otras cosas- una tentadora rebaja del 25 por ciento en sus tarifas de baja temporada para tratar de incentivar los viajes a esa región.
Esta iniciativa privada es la que tantas veces hemos reclamado para demostrar la madurez empresaria que tanta falta le hace a nuestro sector.

Manuel Sierra
msierra@mensajeroweb.com.ar