La cifra es similar al año anterior, aunque la estadía promedio no superó los 5 días. El gasto fue un 20 por ciento más que el verano pasado. El pico de ocupación se registró el cuarto fin de semana de enero con un 92 por ciento. El titular del área, Gemán Pérez, dijo que la diferencia fue que “las estadías este año fueron más cortas”, aunque en muchos casos se repitieron más de una vez.
Un balance provisorio sobre arribo de turistas a la costa atlántica, desde el 1 de diciembre, arroja una cifra cercana a las 8 millones de visitas, con una estadía promedio de 5 días por turista y un gasto diario de 116 pesos, sin contar el traslado. Si bien no hay números cerrados del mes de febrero, sólo en diciembre se produjeron 2 millones de arribos desde San Clemente hasta Monte Hermoso, favorecidos por los asuetos de fin de año. “Tuvimos una temporada extendida, con alta rotación de turistas que cuidaron el gasto”, dijo Germán Pérez, secretario de Turismo de la Provincia.
El relevamiento efectuado por la Secretaría de Turismo provincial, se nutrió de los peajes de Maipú, Gral. Conesa, Gral. Madariaga y El Dorado, en Balcarce. Además se tomaron los ingresos producidos en el Aeropuerto de Mar del Plata, en los aeródromos de Villa Gesell y Santa Teresita y en las estaciones de Ferrobaires de Pinamar, Mar del Plata y Pinamar.
“Los fines de semana fueron de gran congestión, fundamentalmente en enero. Para los días hábiles muchos operadores turísticos ofrecieron precios diferenciales y promociones, que permitieron sostener un buen caudal de gente pero por debajo del fin de semana”, explicó Pérez.
Otro de los aspectos relevados fue el gasto promedio por turista, que se ubicó en los 118 pesos. “La gente gastó más que el verano pasado, pero la sensación es que consumió menos”, dijo Pérez. Esto tuvo que ver con el incremento promedio de precios que se calcula en un 20 %. “Este incremento, sin embargo, fue menor al esperado y se mantuvo en la media nacional”, aclaró el funcionario, quien recordó que el gobierno provincial vino trabajando fuertemente junto a intendentes y al sector privado, para que los precios fueran razonables.
El cuidado del bolsillo, sumado al cambio horario y al excelente clima que hubo en general en toda la costa, determinó que la gente estuviera más tiempo haciendo playa, lo que repercutió directamente en el consumo. “El primer turno de los restoranes bajó notablemente y la recreación en general también sufrió una merma, como se evidenció en los teatros y en las actividades para los más chicos”, finalizó el funcionario.