El Sambódromo de Río de Janeiro se llenó de color, música y lujo al ritmo de las escolas que desfilaron en el marco del Carnaval, una de las fiestas más importantes del mundo.

Llegó a Río de Janeiro la fiesta que identifica a esta ciudad y a todo Brasil en el mundo: el Carnaval. Con la presencia del presidente Lula Da Silva -por primera vez desde que asumió al primera magistratura- las escolas mostraron toda su alegría a lo largo de la pista de 700 metros creada por Oscar Niemeyer e inaugurada en 1984. Allí miles de personas bailaron, cantaron y se divirtieron junto a los miles de turistas que se acercaron a
participar de una celebración única.
Con una dosis de creatividad extra debido a una crisis económica que llegó a todos los sectores y, en este caso, se llevó a varios patrocinadores, encareció los materiales importados y produjo una merma en la llegada de turistas extranjeros. Pero igual, las doce escolas que compitieron por ser la mejor de la edición 2009, apelaron a botellas recicladas, materiales utilizados en el carnaval 2008 o el famoso y nunca bien ponderado trueque para que el show pueda continuar.
Entre los auspiciantes que dijeron adiós se encuentran la poderosa Petrobras y la venezolana Pdevesa; esto sumado a un aumento de hasta el 70 por ciento en el costo de los materiales que se utilizan para la confección de los trajes, como tejidos, piedras y plumas, además de las carrozas, completó una ecuación complicada para las escolas que planeaban disputarse el cetro tan deseado durante el trabajo de todo el año. Además no hay que dejar de tener en cuenta la devaluación sufrida por el real, que encareció aún más los productos importados.
En promedio, cada escola gasta unos 2,5 millones de dólares para desplegar todo su lujo y su alegría en las cuadras que dura el desfile. Alrededor de 1,5 millones, provienen de la ayuda estatal, los derechos de televisión y la venta de entradas. Del resto se encarga cada escola, sobre todo con fiestas, venta de merchandising y, las que consiguen, auspiciantes privados. Igualmente, este año, Lula autorizó liberar 2,6 millones de dólares para
las escolas.
En lo que refiere al desfile propiamente dicho, Beija Flor, la Grande Rio, Vila Isabel e Imperio Serrano destacaron con deslumbrantes puestas en escena con miles de componentes, vistosas y sofisticadas carrozas y pegadizas sambas que motivaron a las tribunas y las ubicaron entre las favoritas a la corona.

Los turistas de siempre
Mientras que los días del Carnaval la ciudad de Río de Janeiro suele recibir un 70 por ciento de turistas extranjeros y un 30 de nacionales, este año la situación promedió un 50 y 50, de acuerdo a lo informado por la Asociación Brasileña de la Industria de Hoteles.
Además de los tradicionales desfiles de las mejores escolas en el Sambódromo, las celebraciones al reinado de Momo se extienden en el “carnaval da rua” (carnaval callejero), con más de 200 “blocos” (agrupaciones musicales) detrás de las que cantan y bailan miles de cariocas y turistas.
De acuerdo a datos de la alcaldía de Río de  Janeiro publicado por la agencia de noticias Ansa, durante los dos días de desfiles al menos 2 millones de personas salieron a las calles de la ciudad agrupados tras los “blocos”, desde la mañana y hasta bien entrada la noche, y gratis: sólo basta congregarse detrás de las agrupaciones y dejarse llevar por la música.

Un cierre a lo grande

La escola Académicos de Salgueiro fue elegida ganadora del Grupo Especial del Carnaval, tras una sequía de títulos de 16 años, por su desfile sobre el tambor como instrumento musical y sagrado de diferentes culturas. Se consagró campeona al recibir 399 puntos de un total de 400 posibles en las diez categorías examinadas por los jurados. Se invirtieron las posiciones de la edición 2008, ya que en segundo lugar quedó Beija-Flor, con 398 unidades, por su desfile sobre el agua y la historia del baño como práctica de