El 22 de septiembre reflexionaba en este mismo espacio sobre los efectos que se avecinaban en la aldea global por la caída de los principales mercados financieros del mundo como Estados Unidos y Europa. Y me preguntaba si la industria turística nacional se podría poner a la altura de las circunstancias dejando de pensar en la sustentabilidad que le daban los dólares, o euros, del pasajero internacional y plantear una industria de largo plazo basada en la calidad del servicio y no en que somos un país barato.
Hoy, lejos de haberse aclarado el panorama, la crisis se agudiza y los países centrales y sus turistas toman recaudos porque saben que lo peor todavía no pasó.
Volvemos a retomar la idea de que hay que ser muy rápidos para acomodarse a la nueva situación económica y salir a buscar turistas en países afines al nuestro cambiando las estrategias planteadas hasta ahora.
En Estados Unidos se están enfrentando a un panorama recesivo con características muy similares a las vividas después del 9-11. Para el americano su principal mercado turístico es el doméstico y ya están previendo una disminución muy grande para los próximos meses.
Si pensamos en el panorama turístico para nuestro país el fuerte ingreso de divisas lo han representado en los últimos tiempos los viajeros internacionales, sobre todo los que llegaban desde los mercados más lejanos. Viajeros que no van a llegar en la misma cantidad.
Deberíamos replantear la estrategia internacional y hacer más hincapié en los países cercanos como Brasil o Chile en los que los mercados emisores no sólo se encuentran a pocas horas de viaje, sino que también les resulta mucho más accesible en costos.
El movimiento se va a concentrar por regiones y sería bueno que los empresarios turísticos argentinos entiendan este proceso y dirijan sus estrategias comerciales en ese sentido en vez de aumentar los precios para seguir sacando leche a la teta del turista internacional.


Manuel Sierra
msierra@mensajeroweb.com.ar