A través del decreto 1654/2008, rubricado por el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y publicado en el Boletín Oficial del último viernes, 10 de octubre, se establece que la Argentina le cobrará una tasa de ingreso a todos aquellos turistas provenientes de naciones que actualmente le cobran a los viajeros argentinos por entrar a sus países. El monto de la tasa no será igual para cada turista, dado que la suma equivaldrá a lo que en el país de origen del pasajero en cuestión se le pida al argentino por ingresar. Randazzo dijo en declaraciones a la prensa que estimaban recaudar con ese sistema alrededor de 40 millones de dólares por año que serían utilizados para mejorar el sistema informático de las oficinas de frontera de la Dirección de Migraciones. Sin embargo, la implementación de la medida habría sido puesta en duda el pasado jueves por el descontento del sector turístico, que veía en ella una amenaza para la afluencia de pasajeros foráneos.

Voces de reprobación
El presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), Juan Mirenna, dijo estar “en total desacuerdo, porque no son tiempos para que esta medida se ponga en práctica”, haciendo referencia al crack económico mundial y a la temporada alta que se aproxima. Mirenna le transmitió esto por teléfono a Enrique Meyer y la CAT le mandó al Secretario una carta con la postura adoptada. “Esto, sumado a la crisis financiera y a la devaluación del real, debilita mucho a la actividad. Estoy totalmente en contra, es irracional”, opinó el titular de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT), Guillermo Lavallén, en declaraciones a Mensajero Periódico Turístico.
La entidad que dirige Lavallén también redactó una carta y se la envío tanto a la secretaría de Turismo de la Nación como a la CAT. En ese documento se expresaba el posicionamiento de la institución frente a la iniciativa del ministerio del Interior. “Entendemos que la medida resulta poco hospitalaria, dado que se cobraría un importe sin una debida contraprestación de servicios a los visitantes, e implicaría una traba al ingreso de turistas provenientes de los países implicados, pudiendo afectar los esfuerzos de promoción del destino que se están encarando tanto desde el sector público como privado. Asimismo, agradeceríamos tenga a bien realizar las gestiones necesarias a los afectos de transmitir la postura de la Asociación a los miembros de la Cámara y a las autoridades pertinentes”. Eso le escribió, entre otras cosas, Lavallén a Mirenna, con copia a Enrique Meyer. Según publicó el diario La Nación, desde el ministerio del Interior negaban haber tenido diálogo con autoridades públicas de turismo o con dirigentes empresariales.
Por su parte, el ex titular de la Asociación de Agencias de Viajes de Buenos Aires (Aviabue) y vicepresidente 2º de la AAAVyT, Jorge Andía, también se mostró en contra de la medida. “Esto puede frenar el turismo receptivo, me preocupa muchísimo”, manifestó, aunque también dijo que “si a los argentinos les cobran y acá no se le pide nada a los extranjeros, se trata de una desigualdad muy grande. Por eso lo ideal sería que la Cancillería, o el organismo que corresponda, hablara con distintos países para que eliminen la tasa que ellos imponen”.

El dato

Son 22 los países cuyos habitantes deberán abonar tasa de ingreso si es que quieren ingresar a la Argentina. En esa lista, tres de los que más turistas aportan a la Argentina son los Estados Unidos, Canadá y Australia. A su vez, estarán exentos de abonar los viajeros provenientes de países de América Latina, la Unión Europea y otras 28 naciones, como Sudáfrica, Nueva Zelanda, Japón e Indonesia, entre otros.