El hotel, en realidad un gigantesco castillo de arena, está situado en la playa de Weymouth, en el condado de Dorset, al sur de Inglaterra, y el precio de sus habitaciones es de 20 dólares. Este peculiar establecimiento carece de lo que parece ser común en un hotel: no tiene camas, techos ni baños. Según su creador el escultor Mark Anderson “la arena se puede meter en cualquier parte, en especial entre los dedos de los pies", que añade que "otra gran experiencia es levantarse acariciado por la marea, que se cuela por debajo de la puerta".
Anderson admite que su estructura de ensueño sólo se mantendrá en pie hasta que sea socavada por la marea. La estructura se creó para celebrar el hecho de que cada vez más turistas están viajando a las playas británicas.
Gran parte de los visitantes son británicos que, debido a la actual incertidumbre económica, han decidido vacacionar en su país, en lugar de viajar