En el norte de la isla, existe un archipiélago formado por cayos e islotes de una gran belleza. Los primeros españoles que pasaron por allí decidieron rendir un homenaje a su rey, Fernando VII, y le dieron el nombre de “Jardines del Rey”.
Por su tamaño (370 kilómetros cuadrados) Cayo Coco es el principal destino turístico. Este cayo fue bautizado así gracias al Pájaro Coco o Ibis blanco que abunda en el lugar, junto a los coloridos flamencos rosados que forman allí una de las comunidades más grandes de todo el país. Pero su riqueza no se limita sólo a estas aves ya que casi todo el territorio está cubierto de una extensa vegetación que sirve de refugio a un gran número de especies de fauna, algunas de ellas endémicas: 157 especies de aves, jabalíes y gran cantidad de iguanas son sólo algunas de ellas.
Sus 22 kilómetros de playa rodeadas de palmeras están protegidas por una extensa barrera de coral de 400 kilómetros (la segunda más importante después de la australiana) permitiendo la práctica de todas las actividades naúticas, incluyendo el buceo.
Entre las playas, existen varias de especial interés para los visitantes como las Coloradas, Jaula, de los Flamencos (de 3 km de extensión y con servicios de bar y parrillada) y Playa Larga.
Cayo Coco ha sido uno de los destinos que más ha crecido en los últimos años en materia de servicios. Dispone de hoteles de primera categoría, todos ellos en la modalidad “All inclusive”, lagos artificiales, piscinas y todas las ofertas de entretenimiento, animación y servicios posibles en medio de un ambiente apenas alterado por la presencia humana.

Cayo Guillermo
Otro destino de gran crecimiento y belleza es Cayo Guillermo, vecino de Cayo Coco. Con apenas 18 kilómetros cuadrados, la costa ostenta cinco kilómetros de hermosas playas.
En su reducida superficie sin embargo cuenta con todo lo que se precisa para convertirse en un destino de vacaciones ideal: playas paradisíacas, hoteles de lujo y un mar cálido y transparente.
Entre sus playas se destaca una muy especial: El Pilar. El rasgo distintivo de esta zona son las dunas de hasta dieciséis metros de altura que caen sobre el mar y la extensión que tienen sus balnearios.
Por otra parte, este islote, unido a Cayo Coco por una carretera sobre el agua, cuenta con un paraíso submarino. Al igual que sus vecinos, se encuentra cercano a la barrera de coral (a tan sólo un kilómetro de distancia) y quienes deciden sumergirse pueden ver toda clase de peces y especies, como si estuviera en un gigantesco acuario.
Este islote está preparado para ofrecer los mejores servicios a los amantes de los deportes acuáticos ya que cuenta con la posibilidad de realizar snorkel, windsurf, catamarán, kayac, y aprender las principales técnicas del buceo para poder disfrutar de las maravillas que se encuentran por debajo de sus aguas cristalinas.

Acceso aéreo y terrestre
El acceso a este paraíso puede hacerse desde la isla de Cuba a través de la carretera de 27 kilómetros de largo que va sobre el mar desde Turiguanó, al norte de Ciego de Ávila.
Pero indudablemente la mejor manera de llegar es con el vuelo sin escalas de Cubana de Aviación que parte todos los domingos a la noche desde Buenos Aires al Aeropuerto Jardines de