Nadie debería irse del Jardín de la República sin haber respirado el aire de Tafí del Valle, sin haber probado alguna de sus famosas empanadas o conocido el legado arqueológico de los indios Quilmes.
Tucumán puede dividirse en cinco circuitos turísticos: San Miguel, cuna de la Independencia y un legado patrimonial único; Las Yungas, un deleite para los ojos; Valles Calchaquíes, bello y místico; Valles de Choromoro y su pasado precolombino, y Circuito Sur, con pujantes ciudades y la hacienda donde los jesuitas procesaron por primera vez la caña de azúcar.
Principal monumento histórico del país, la Casa de la Independencia es una vivienda virreinal, en cuyo frente se destacan semicolumnas en espiral, y en su  patio, los bajos relieves alusivos a aquel histórico 9 de julio de 1816, que plasmó Lola Mora.
Convertida en museo nacional, la casa conserva un rico patrimonio mobiliario, en platería y porcelanas, y en su interior  pueden disfrutarse espectáculos representativos.
En el circuito de Las Yungas, muy próximo a la capital, San Javier y Villa Nougués son dos paradas ineludibles, capaces de brindar al visitante satisfactorias experiencias y muy buenos servicios.
San Javier ofrece una vista incomparable de la llanura circundante, donde la temperatura es agradable a lo largo de todo el año, con una invitación abierta a volar en parapente, safaris, cabalgatas, trekking, avistajes y mountain bike.
En la cima de su cerro, al que a veces las nubes abrazan, se alza el Cristo Bendicente, rodeado de los árboles que plantaron las familias tucumanas por cada uno de sus desaparecidos y muertos por la dictadura militar.

Villa Nougués, con un paisaje espectacular, cautiva en el verano con su refrescante propuesta y exhibe en algunos inviernos el atractivo de la nieve en las cumbres.

Los Valles Calchaquíes son el circuito por excelencia de Tucumán; a lo largo de la ruta 307, impactan a todo visitante su belleza, su clima perfecto y el tesoro de las raíces tucumanas que guarda.
Portal de ingreso al norte argentino, este circuito lleva a sitios de relevancia histórica, ruinas indígenas, restos arqueológicos precolombinos, campos de cultivo, viñedos, y un constante paisaje de verdes, sumado a la tradición y festividades folclóricas.
Tafí del Valle da la bienvenida a quienes emprendan este recorrido con variadas propuestas; Amaicha del Valle, última comunidad diaguita, ofrece sus tradiciones; las Ruinas de Quilmes y Colalao del Valle misturan historia y hermosos paisajes con cultivos de vid, nuez y especias, y Ampimpa tiene un Observatorio Astronómico.
A los pies del cerro Nuñorco, a 14 kilómetros de Tafí del Valle, El Mollar atrae al turismo joven, con paseos, campamentismo, deportes náuticos, actividades de aventura.
Allí está la Reserva Arqueológica de Los Menhires, exponente pétreo de la cultura Tafí, que permite la contemplación de 50 monolitos en rocas graníticas, creados por las primeras comunidades indígenas.
Cerros, ríos y parajes intramontanos pintan el cuadro fisonómico del Valle de Choromoros, donde el verano puede disfrutarse sin excepciones, y donde las estaciones frías invitan a la contemplación de deslumbrantes bellezas.
Sitios históricos y culturales, expediciones desafiantes, aire libre y opciones recreativas; todo es posible para el excursionista en las villas del Valle de Choromoros.
Hito de la historia, la apacible Trancas fue escenario de algunos de los hechos más resonantes del proceso de independencia, y unos kilómetros al norte se conserva el "Pozo del Pescado", una fuente considerada milagrosa ya que fue allí donde Francisco Solano hizo brotar agua para saciar la sed de sus seguidores.
A 24 kilómetros, está San Pedro de Colalao, agradable villa de veraneo, rodeada de imponentes estancias y considerada uno de los primeros centros turísticos de la provincia.
Su clima moderado posibilita el disfrute a pleno sol, con noches frescas ideales para campamentismo, cabalgatas, trekking y turismo activo, y muy cerca ofrece la Gruta de Lourdes.
El Circuito Sur de Tucumán entrelaza bellezas naturales, ruinas jesuíticas, áreas protegidas, espacios culturales y aguas termales, en un itinerario de gran atractivo, que comprende Faimallá, Simoca y Taco Ralo, entre otros pueblos.
Famaillá en el pedemonte tucumano y a 35 kilómetros de la capital, goza de un clima subtropical y un atributo ineludible: es la Capital de la Empanada, por lo que no hay forma de pasar por allí sin hacerle honor a ese plato típico.</d