“En gastronomía se nota que hay una caída del consumo, en un contexto de crisis como la que atravesamos se hace evidente que el público recorta las salidas denominadas recreativas. En definitiva somos PyMEs y este panorama nos afecta: fuertes subas en los servicios públicos, retracción del consumo y de la economía en general”, puntualizó Camilo Suárez.

“La gastronomía es una actividad que convoca mano de obra intensiva y que haya establecimientos de años que cierran es siempre grave. Hoy los lugares que ofrecen ofertas pugnan por atraer clientes que ya no concurren a otro tipo de establecimientos con una carta más variada”.

“En los hoteles, en cambio, a nivel ocupación la situación de Buenos Aires se ve beneficiada en épocas de vacaciones de invierno por una afluencia de turismo interno. La ciudad es pujante a nivel cultural y esto hace que vengan a la capital familias del interior a pasar sus vacaciones”.