La palestina ciudad de Belén recibió a miles de peregrinos de todo el mundo que se acercaron a conocerla y participar de las celebraciones de la Navidad.

La Navidad dejó en la ciudad de Belén la alegría de verla colmada por los turistas.
Belén, administrada en la actualidad por la Autoridad Nacional Palestina, tiene gran significado tanto para cristianos como para musulmanes por ser el lugar de nacimiento de Jesús de Nazaret según los evangelios de Lucas y Mateo. Por ello, miles de viajeros llegan a estos territorios tan convulsionados a lo largo de la historia, pero con tanta simbología religiosa durante las celebraciones de la Navidad.
De acuerdo a la agencia AFP, la ciudad histórica recibió con ansias a los peregrinos que llegaron desde todos los rincones del planeta, por motivos religiosos, pero también culturales. “Todos los hoteles -de todas las categorías- están llenos, o sea 3.000 habitaciones ocupadas”, destacó Samir Hazbun, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de la región de Belén, perteneciente a Cisjordania, que tiene 185.000 habitantes, de los cuales entre 20.000 y 25.000 son cristianos, según estimaciones palestinas.
La Iglesia Santa Catalina, donde se celebra la famosa misa de medianoche del 24 de diciembre, seguida por todo el mundo católico, recibió a los miles de peregrinos que se acercaron a celebrar allí una Navidad en la que el mayor deseo es la paz para esta región que quedó en medio de las disputas entre israelíes y palestinos (ver recuadro).
“Este año es el mejor desde el 2000. En 2008, hemos recibido a más de un millón de turistas a pesar de las dificultades políticas que siguen existiendo”, precisó Hazbun, quien además expresó: “Esto tiene un impacto considerable en la situación económica de la ciudad. El turismo se ha convertido en el principal sector económico de nuestra región. El desempleo, que afectaba al 45  por ciento de la población activa en 2002-2003, cayó al 23 por ciento”.

Un poco de historia
En 1947, en el Plan de Partición de Palestina propuesto por la ONU, Belén fue designada junto a Jerusalén como territorio internacional administrado por Naciones Unidas. Sin embargo, en el curso de la primera guerra árabe-israelí que estalló inmediatamente después, fue invadida por Transjordania y anexada a Jordania junto al resto de Judea y Samaria.
En 1967 durante la Guerra de los Seis Días fue ocupada por los israelíes, al igual que el resto de la Cisjordania. A raíz de los Acuerdos de Oslo, en 1994 fue transferida como parte del territorio autónomo administrado por la Autoridad Nacional Palestina.
La llegada de turistas a Belén se reactivó en el año 2007 luego de haberse visto profundamente afectada por la violencia de la segunda Intifada en el mes de octubre de 2000. Una de las señales de la mejora de la situación es que el número de restaurantes pasó de 20 a 50 en 2008. Además, hay tres nuevos hoteles en construcción, que en principio, deberían abrir para la Pascua.

El muro de la vergüenza

De acuerdo con Samir Hazbun, esta reactivación del turismo está vinculada a que las autoridades israelíes “comprendieron la importancia de dar un nuevo impulso a la economía de esta región” y expresó su deseo de que se den más permisos a los cristianos de esta ciudad para que puedan visitar a sus familiares en Jerusalén y Nazaret (que quedaron del otro lado del muro que los separa de los territorios israelíes).  Por motivos de seguridad, los judíos israelíes tienen prohibido viajar a los territorios bajo control palestino. En caso contrario, puede ser obligados a pagar una multa. Del lado israelí, un funcionario del ministerio de Turismo, Rafael Ben Hur, declaró el jueves que “cuando se habla de turismo, no puede haber fronteras”.