El nuevo presidente de Iberia, Antonio Vázquez, se propone acelerar el complejísimo proceso de fusión con British Airways, pero no se olvida del día a día de la aerolínea. Una de sus primeras decisiones ha sido reducir el poder de los directores generales del grupo recuperando la figura del consejero delegado, vacante desde la salida de Ángel Mullor. Esta responsabilidad recaerá ahora en Rafael Sánchez-Lozano.
Su antecesor en la presidencia, Fernando Conte, había decidido no reemplazar a Mullor y dar más peso a los segundos espadas de la compañía. Según eleconomista.es, uno de los que ahora quedan en una situación más complicada es Enrique Donaire, director general de Iberia y número 2 de Conte. Uno de los mayores problemas que arrastra en la actualidad Iberia tiene que ver directamente con su gestión: a pesar de optimizar costes la aerolínea no consigue mantener sus ingresos, sobre todo en el negocio tradicional del grupo, que es el de transportar pasajeros.
En el caso de los directores generales de mantenimiento y de aeropuertos, Manuel López Aguilar y Jose Luis Freire Santos respectivamente, no parece que su actividad sea una de las más afectadas por la crisis de la compañía.
Pese a las pérdidas de la aerolínea, el director financiero de Iberia, Enrique Dupuy, siempre ha sido muy respetado, sobre todo por su capacidad de negociación que le ha servido para comprar aviones nuevos a precios muy competitivos. Pero si la situación de crisis se dilata y las cifras no mejoran, el crédito de Dupuy tampoco es infinito.
El departamento comercial está en manos de Manuel López Colmenarejo, que durante los últimos meses está haciendo lo posible para aumentar la ocupación de los aviones -a costa, eso sí, de menor ingreso por pasajero- con ofertas inimaginables en Iberia hace apenas dos años. Pero por ahora el número de clientes