Federico Posadas, ministro de Cultura y Turismo de Jujuy, habló en exclusiva con Mensajero sobre la habilitación de los viajes nacionales en la provincia.

¿Por qué se decidió abrir las fronteras provinciales al turismo y en qué momento les llega esta apertura, que incluye la firma de un convenio con Salta y Tucumán para establecer un corredor turístico entre las tres provincias?

-El gobernador nos dio instrucciones para iniciar el turismo nacional a partir del 1° de diciembre. La idea fue ir armando un esquema de capas de cebolla. Habilitamos el 26 de octubre el turismo interno y luego, viendo cómo evolucionaba el país y la decisión de otras provincias de abrir, quisimos avanzar con las más cercanas, que son las provincias del Ente Norte. Dentro de ellas, Salta y Tucumán eran las que venían trabajando con los mismos criterios de seguridad que nosotros. Fue una decisión que tuvo muy buena repercusión en la opinión pública interna de cada provincia y también a nivel nacional, ya que hay otros destinos pidiendo firmar convenios con Jujuy, como Córdoba, Corrientes, Ciudad de Buenos Aires y Mendoza. Nosotros básicamente solicitamos una declaración jurada y un seguro de salud para entrar a nuestro territorio. Al firmar un acuerdo con otros distritos, pedimos que eso sea recíproco. Además, eso mismo va potenciando la precompra del 2021. El hecho de que Jujuy y otras provincias cierren convenios genera expectativas de que el 2021 va a estar abierto. Cualquier ciudadano del país podrá viajar a Jujuy a partir del próximo mes, el problema hoy es que no sabés si cuando vuelvas a tu lugar de origen te van a pedir un test PCR o aislamiento. Por eso son importantes los acuerdos de reciprocidad como el que firmamos con Salta y Tucumán.

¿Cómo venían trabajando con los viajes internos?

-La apertura del turismo intraprovincial nos vino muy bien para mejorar los protocolos y ponerlos en práctica. Estábamos trabajando desde principios de octubre con la posibilidad de habilitar los viajes internos. La actividad venía bien en la Quebrada de Humahuaca los fines de semana, con mucho movimiento de turistas. Acá tenemos a la mayor parte de la población concentrada en el Gran Jujuy y la mayoría de las camas en la quebrada, así que siempre hay un movimiento interno asegurado. En esa etapa, muchos establecimientos que estaban cerrados comenzaron a abrir.

¿Qué implica para Jujuy la obtención del sello Safe Travels que WTTC entrega en Argentina a través de INPROTUR?

-El sello Safe Travels nos ayuda a mostrarnos como un destino seguro. Creo que hoy la ventaja competitiva pasará por demostrar seguridad sanitaria y por eso nos suma mucho obtener este reconocimiento. Será muy positivo para la actividad si logramos combinar esto con la previsibilidad.

¿Qué cantidad de turistas esperan movilizar en esta primera etapa de reapertura regional y nacional?

-Históricamente teníamos un movimiento de 100.000 pasajeros mensuales. Con alcanzar el 40% o 50% de lo que registrábamos en ese momento estaremos muy bien. Estamos convencidos de que esto va a ir de menor a mayor porque hay una gran necesidad en la gente de volver a viajar. Hay muchas consultas y reservas. Por ejemplo, es impresionante cómo se reactivó el mercado gastronómico, incluso con números superiores a la época pre pandemia. Si pasa algo parecido con el turismo será muy bueno.

¿Por qué se tomó la decisión de no pedir un test PCR para el ingreso de los visitantes? ¿Fue una recomendación de los expertos en salud o fue por una cuestión económica?

-Hay un poco de las dos cosas. Los expertos nos dijeron que el PCR no garantiza nada en cuanto a seguridad sanitaria. Además, es caro porque cuesta alrededor de 5000 pesos y es muy engorroso para la entrada y salida, sobre todo cuando hablamos de viajes dentro de Argentina. Termina por trabar el turismo nacional. Nosotros seguimos de cerca el caso de Tierra del Fuego, que tuvo buenos niveles de ocupación en los vuelos que unían a Ushuaia con Buenos Aires mientras no se pidió PCR, pero cuando comenzaron a exigirlo esos vuelos empezaron a salir vacíos. Además, las tres provincias tenemos una evolución de la curva similar y todas pasamos por el pico. Ya tenemos circulación local del virus. Nosotros no somos una isla, somos economías integradas y no podemos cerrarnos al mundo. Hay que buscar un punto medio para que la población pueda integrarse, y el turismo es una herramienta para hacerlo.

¿Habrá algún tipo de control de la cantidad de turistas que entran? ¿Cómo medirán el flujo de visitantes durante el verano?

-En función de la capacidad de carga que tenemos no vamos a aplicar controles. Seguramente sí lo haremos durante el carnaval en febrero. Si hay mucha demanda pondremos un límite en función de las camas que haya. Probablemente aplicaremos más controles para evitar desbordes y aglomeraciones de gente. Antes y después del carnaval, la idea es que sea libre.

¿Cómo se hace desde la gestión para encontrar un equilibrio entre la seguridad sanitaria y el disfrute y la circulación de los turistas, sobre todo pensando en la segunda ola que está viviendo hoy Europa?

-El rebrote en Europa tiene mucho que ver con que no se inmunizaron tanto como nosotros. También es estacional. Nosotros estamos entrando al verano y tenemos muchos destinos de naturaleza. Establecimos que los restaurantes tengan mesas al aire libre y está demostrado que ahí la posibilidad de contagio es mucho más baja. No ocurre lo mismo cuando te encerrás, algo que sucede en invierno. En la provincia tenemos muchos atractivos naturales, como el Hornocal y Salinas Grandes, y los pueblos del interior jujeño, que tienen una densidad de población muy baja y que ofrecen muchas actividades al aire libre. Estamos convencidos de que eso nos ayudará a dar sustentabilidad y equilibrio, evitando las aglomeraciones. Por eso hacemos especial hincapié en el carnaval, pero como regla general tenemos la posibilidad de contar con actividades al aire libre y con dispersión demográfica. Vamos a poder encontrar el equilibrio entre la pandemia y el turismo.

¿Todas las localidades de Jujuy permitirán el turismo nacional o hay algunas que todavía permanecen cerradas?

-Toda la provincia está habilitada para el turismo. Hay algunas localidades que decidieron no abrirse por el miedo de la gente. Son pueblos chiquitos de la Puna, pero la idea es que para el 1° de diciembre estén todos abiertos. Todo lo que se armó en materia sanitaria durante el pico de la pandemia se mantuvo, por lo que tenemos una capacidad operativa mucho más fuerte. Hay camas y médicos en todos lados, así que desde ese lado nos podemos quedar tranquilos.

¿Cómo están trabajando hoy en el sector gastronómico con los protocolos que fueron aprobados por la provincia y por el Gobierno nacional?

-Tanto en Tilcara como en Purmamarca y en la capital se armaron circuitos gastronómicos muy fuertes. Paradójicamente, hubo locales que abrieron después de los brotes más grandes. La idea es que las mesas se puedan poner incluso en la calle para asegurar el distanciamiento.

Ahora que hay una lógica más aperturista, ¿cómo manejarán el tema de las asistencias económicas al sector privado desde el Estado provincial? ¿Van a empezar a relajar las ayudas o las mantendrán durante el año que viene?

-Vamos a extender la ley de emergencia turística hasta que haya una vacuna. Tenemos las medidas vigentes hasta el 31 de diciembre, con bajas de impuestos y diferentes desgravaciones. Sabemos que la actividad se va a reactivar, pero también somos conscientes de que no lo hará a los niveles a los que estábamos acostumbrados, así que el gobierno provincial seguirá acompañando.