Fernando García Soria, presidente del Ente de Turismo de la Ciudad de Salta, analizó la situación del sector y contó el trabajo que están realizando en el destino.

¿Cómo ves la situación del sector a nivel nacional y en Salta en particular?

-Está en una situación muy delicada. La pandemia nos puso en un escenario muy complejo. Esto marca lo frágil que es la actividad turística cuando suceden cosas de este estilo. Es algo impensando. Creo que nadie, ni siquiera en el peor de los esquemas posibles, se hubiera animado a hacer una proyección así. Es muy complicado para todo el mundo desde lo sanitario y también por lo que significó este parate para la actividad. En la Ciudad de Salta el turismo es muy importante: implica el 60% de la oferta turística de la provincia. Tenemos más de 13.000 plazas hoteleras sólo en la capital y es el centro distribuidor turístico del norte argentino. Además, este destino recibía 11 vuelos diarios entre nacionales e internacionales y de eso pasamos a cero. Los niveles de ocupación eran de entre el 50% y el 60%. Eso generaba un componente dinamizador de la economía local que se notaba cada vez más. La industria le daba muchos ingresos a la ciudad. Alcanza con dar un ejemplo muy coloquial de la relevancia que tiene este sector. En vacaciones de invierno o en cualquier fin de semana largo, en Salta se producían 26.000 medialunas solamente para el desayuno de los visitantes. Eso directamente pasó a ser cero, afectando no sólo al turismo sino a los otros rubros que vivían de él.

¿Qué líneas de gestión implementaron en todo este tiempo para contener a los prestadores?

-Desde la ciudad generamos una batería de medidas para acompañar a los privados, con diferimientos de tasas y tributos municipales. También colaboramos para que las empresas puedan presentar algunos planteos con respecto al pago de servicios públicos. Ayudamos en las negociaciones de los contratos de alquiler. Sabíamos que teníamos que asumir ese rol para ver cómo colaborábamos con esta industria. Se estima que en la ciudad hay alrededor de 20.000 personas trabajando alrededor del turismo. Necesitamos que esa estructura se mantenga en pie y que subsista.

¿Midieron el impacto de estas ayudas?

-Nosotros tenemos un Observatorio Económico de Turismo en el que hacemos informes periódicos. Eso nos permitió tener un análisis de coyuntura a fines de marzo con distintas líneas de acción para empezar a trabajar. Ahí detectamos tres grandes temas. El primero fue sobre cómo y cuándo salir de las cuarentenas, ya que eso repercute directamente en la demanda. Otro tema fue la parte económica del turismo y no sólo el impacto del destino con relación a la actividad, sino también cuál iba a ser la situación económica post pandemia para salir a captar mercados. Por último, se analizaron las medidas de seguridad para invitar al pasajero a volver y para darle seguridad al habitante local. En ese contexto, medimos lo que se dejaba de percibir en materia turística. El año pasado, la Ciudad de Salta recibió más de 1.200.000 viajeros, con una repercusión económica muy grande. Contemplamos los apoyos que generamos a lo largo de estos meses y llegamos a la conclusión de que, al mes de abril, el municipio dejó de percibir alrededor de 30 millones de pesos en concepto de los diferimientos y exenciones impositivas. Igualmente consideramos que esto es una inversión y no un gasto.

¿Esos ingresos que el municipio dejó de tener en abril fueron en aumento hasta la actualidad o se fueron reduciendo en función de medidas que ya no estén en vigencia?

-A través de una ordenanza municipal ya se planteó un período de emergencia de 180 días, por lo que las medidas estarán vigentes hasta el 31 de diciembre. A partir de enero del año que viene se analizarán, pero la situación de emergencia turística sigue en pie. Esperemos que el contexto nos dé tregua para empezar con la reactivación.

Entrevista en vivo con García Soria en Charlas de Turismo
Entrevista en vivo con García Soria en Charlas de Turismo

¿En qué están trabajando actualmente en la ciudad?

-Nos reunimos con el sector privado para, de manera conjunta con la Subsecretaría de la Mujer y la Niñez, comenzar a implementar la Ley Micaela en el sector turístico. Será parte de un componente que estamos trabajando para crear registros turísticos en la ciudad y que formen parte de un sistema de calidad que iremos incorporando. Propondremos una ciudad que sea amigable, responsable, accesible y sustentable. Se generó todo un esquema de capacitación virtual de esta ley. En la página del Ente de Turismo se puede realizar el curso con un registro previo. El objetivo es generar herramientas para que haya una sociedad mucho más justa y tolerante, con mayor respeto hacia las mujeres.

En las semanas en las que hubo turismo interno provincial, ¿notaron algún tipo de movimiento de relevancia para la capital?

-Nosotros particularmente no, porque la Ciudad de Salta es el principal emisor en materia turística. Tiene casi 700.000 habitantes. Sí se sintió a nivel provincial, con destinos como Cafayate y San Lorenzo, que está pegado a la capital. Hace unos días hablamos con sus directores de turismo y nos decían que durante los fines de semana se generaban algunos ingresos. No suple el turismo nacional e internacional, pero ayuda en esta situación. Era una buena medida que ojalá la coyuntura sanitaria nos permita reactivar. Además, sabemos que es el inicio antes de la normalización. Será el primer paso para que se empiecen a restaurar los vínculos y la circulación interna para luego hacerlo con provincias vecinas y los mercados de cercanía. De esta manera se pondrá en marcha esta actividad que lleva mucho tiempo parada.

¿Qué expectativa tenés para la temporada de verano en un momento en el que se empieza a hablar de un eventual retorno de los vuelos regulares de cabotaje?

-Creo que tenemos que empezar a propiciar la posibilidad de que exista conexión, con todos los recaudos y protocolos necesarios. Salta hoy está en un momento muy complicado, con casos en aumento. Aparentemente ahora se estaría llegando a una meseta y ojalá que empiecen a bajar. También hay una cuestión que se ve en todos los casos: en la necesidad de reactivar las distintas actividades es fundamental trabajar y pulir los protocolos, así como establecer normas que permitan hacer proyecciones y avizorar a largo plazo cómo se volverá a esta nueva normalidad. Tenemos muchas expectativas con respecto a los vuelos. Desde la ciudad nunca se pusieron trabas para el ingreso o egreso, ya que no sólo es un destino turístico, sino también la capital provincial. Eso hace que tenga un flujo constante de gente que viene a hacer trámites judiciales, médicos y comerciales. En ese contexto hay que entender que la única receta que hay es la de trabajar sobre los protocolos. Debemos apelar a su cumplimiento y obligatoriedad. Estamos trabajando en ese sentido, aunque sin lugar a dudas la parte médica determinará los momentos para empezar a hacerlo. Hay destinos que pueden proyectar y plantear ciertos esquemas para retornar a la actividad turística. Me parece fundamental destacar que hoy la industria necesita reactivarse. Estamos en una situación crítica y debemos empezar a generar vínculos de confianza para ponernos en marcha y mover la maquinaria.

¿La Ciudad de Salta hoy está entre esos destinos que pueden proyectar un regreso al trabajo? En Ushuaia, por ejemplo, tienen la intención de recibir vuelos regulares a partir de noviembre, sin necesidad de hacer cuarentena en destino ni de presentar un test PCR negativo.

-Lo hablamos siempre con el sector privado y también plantean el mismo esquema. Creo que hay que generar las condiciones para que empiece a suceder. Actualmente tenemos el aislamiento social, preventivo y obligatorio hasta el 11 de octubre. Sabemos que la situación epidemiológica mejoró un poco en Salta y de hecho se habilitaron muchas actividades. Hay que seguir trabajando en sensiblización. Por eso, nosotros generamos una serie de sellos de calidad. Uno de ellos, llamado Salta Ciudad Responsable, no sólo contempla el mero cumplimiento de los protocolos, sino que también establece que deben ser conocidos por todos los miembros de la organización. Por ejemplo, si la certificación la obtiene un restaurante, se deben interiorizar los cocineros, los mozos, el dueño y el encargado del salón. También hay un proceso de autoevaluación que permite identificar a todas las personas que adhirieron. Certifica no sólo que conocen las reglas, sino que también saben cómo actuar en algunos casos de detección de la enfermedad.

¿Ese es uno de los cuatro sellos que ya implementaron?

-Sí. Este sello está más vinculado a normas de bioseguridad, con resultados satisfactorios porque permitió que gran parte del sector gastronómico cumpla y acate los protocolos. Además, nos dejó desarrollar un programa que se llama “Ganemos las calles con responsabilidad”. Por medio de él autorizamos a los gastronómicos a ocupar con mesas y sillas parte de la calzada que está frente a cada local. En esos espacios se colocaron las demarcaciones y limitaciones correspondientes. Además, los viernes y sábados hay corte total de tránsito en esos corredores para que se pueda utilizar toda la calzada. También generamos el sello Salta Ciudad Accesible, que estamos trabajando con la Secretaría de la Discapacidad, para proponer esquemas de accesibilidad urbana y un programa de accesibilidad integral. El sello Salta Ciudad Amigable contempla capacitaciones en diversidad. Ahí estamos avanzando en conjunto con CCGLAR. A su vez, queremos implementar cuestiones que tienen que ver con la lucha contra la violencia de género y políticas contra la discriminación. La intención es llevar una visión más amplia y no quedarse en la discriminación entre prestador y cliente, sino también entender que puede haber actos discriminatorios de un cliente hacia un empelado. Eso es algo con lo que hay que luchar. También puede haber casos de violencia de género y de acoso al interior de las empresas. La mirada crítica también debe apuntar al turismo como espacio de contención de todos estos temas. En ese marco, creamos instancias de alerta en la prestación de servicios para poder detectar casos de violencia de género en distintas instancias.

Más allá de la crisis y del momento triste que atraviesa el sector, ¿creés que acá hay una oportunidad de crecimiento para Salta, teniendo en cuenta que los viajes al exterior serán prácticamente prohibitivos para gran parte de la clase media?

-Suelen decir que en toda crisis hay una oportunidad y no creo que sea una frase para consolarnos. Lo que generó el coronavirus es que, a diferencia de otros problemas que afectaron a algunos destinos en particular, nos puso a todos en la misma línea de largada. Las oportunidades son las mismas para todos. Por eso, hay que repensarse rápidamente e identificar quiénes pueden ser nuestros clientes y trabajar en función de eso. Tal como decía Darwin en El Origen de las Especies, la supervivencia es del más apto y no del más fuerte. Debemos generar esa adaptabilidad que tenemos por naturaleza y ser resilientes. El turismo será de los últimos en volver, pero se recuperará rápidamente. Los viajes ya son parte de la cultura de la gente, que va a querer moverse por lo menos al pueblo de al lado. Tenemos que capitalizar eso.