El operador presentó el pedido de quiebra en la Justicia. Muchos minoristas venían denunciando irregularidades por parte de la empresa hace varias semanas. 

El viernes 4 de septiembre a las 16.28, Ana Chiesa, propietaria de la agencia Smart Travel, le envió un mail al Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación para manifestar su preocupación por una interminable lista de irregularidades y conductas extrañas de parte del operador mayorista Solways. En ese mismo correo les solicitó que se inicie un proceso de fiscalización. La sospecha de Chiesa de que algo no andaba bien comenzó mucho tiempo atrás, cuando notó que transcurrían los días y no se le acreditaba una devolución anterior al inicio de la cuarentena por una suma que rondaba los 20.000 pesos, con un recibo con fecha del 17 de marzo. Finalmente, tras varios e insistentes reclamos, la plata nunca llegó a la cuenta de la minorista. Pasó el tiempo y nada. La excusa para no dar una respuesta con respecto a esa irrisoria cantidad de dinero era que no tenían acceso al sistema ni claves para ingresar a los bancos y realizar la operación pendiente, que ya llevaba más de cinco meses de demora.

Esto fue sólo la punta del iceberg, ya que la titular de Smart Travel comenzó a indagar más a fondo y empezó a notar varias irregularidades que encendieron las luces de alarma en el sector. La segunda señal del final anunciado que tendría Solways fue que, a principios de septiembre, el teléfono de su oficina central ya no figuraba como perteneciente a un cliente en servicio. En tercer lugar, antes de desaparecer por completo y de dejar a decenas de agencias sin respuestas, la firma ya había comunicado el cierre de su área de ventas y la suspensión de las devoluciones por servicios contratados post cuarentena. No obstante, lo que más preocupó a los damnificados fue que ni siquiera les habían transferido a los prestadores del exterior el dinero de los servicios y paquetes abonados previamente por las agencias. Es decir, ninguno de ellos se encontraba respaldado. Antes de todo esto, Solways ya había cerrado sus filiales en México, Colombia y Perú, y sus oficinas de Rosario y Córdoba. A su vez, otra de las perjudicadas emitió pasajes aéreos en Copa Airlines a través de este operador y terminó solicitando el reembolso, que fue aprobado y transferido a la cuenta bancaria de Solways según comunicó la propia aerolínea. Sin embargo, la plata nunca le llegó a la minorista.

Los signos de que esta historia no iba a terminar bien eran demasiados. Finalmente, el martes a la noche, ese presagio se cumplió: la compañía Gestión y Turismo S.A., que operaba en el mercado bajo el nombre comercial de Solways, presentó ante la Justicia su pedido de quiebra. En un escueto comunicado, la firma lamentó la situación y aseguraron no estar ajena "a la incertidumbre, dolor, fracaso o variados sentimientos que ocupe hoy a trabajadores, proveedores y clientes".

En medio del desastre económico y financiero del operador mayorista quedaron decenas de agencias de viajes que ahora deberán hacerse cargo y responder con dinero de su propio bolsillo por las obligaciones que Solways dejó sin cumplir. Chiesa, quien encabeza un reclamo colectivo de casi 50 agencias, aseguró que las deudas totales estarían por encima de los 500.000 dólares. Esto sólo teniendo en cuenta a las pymes que se encuentran dentro de ese grupo. Es decir, si se considera que hay otras empresas damnificadas que aún no se enteraron de la situación o que no se sumaron al reclamo conjunto, la suma adeudada podría ser sensiblemente mayor.

El lunes posterior al pedido de fiscalización que presentó Smart Travel, el ministerio ya había abierto un expediente por el caso Solways y, unos días después, inició los trámites para darle de baja el legajo. Además, antes de esto, la firma ya no pertenecía más a IATA por falta de renovación de garantías y había sido excluida del grupo Copa Vacations. En reiteradas oportunidades, las agencias perjudicadas solicitaron vía mail que el MinTurDep, FAEVYT y AVIABUE gestionen algún tipo de encuentro virtual con los responsables de la compañía para obtener certezas en medio de un clima de mucha angustia e incertidumbre. Sin embargo, ninguno de los pedidos prosperó.

"Empezamos con esto hace dos meses y formalizamos la primera carta al MinTurDep con un pedido de fiscalización el 4 de septiembre. Hicimos varias presentaciones. Al principio éramos pocas, pero le mostramos al ministerio la importancia de que salieran a fiscalizar porque había muchas irregularidades que ameritaban que ellos intervengan", dijo Chiesa en diálogo con Mensajero. El viernes pasado volvieron a contactarse con la cartera que conduce Matías Lammens para que les informen si había existido algún tipo de avance en la investigación. Apenas 72 horas después, Solways presentó la quiebra.