El país vecino decidió levantar las restricciones para el ingreso de extranjeros por vía aérea, justo en el récord de casos y fallecimientos por COVID-19.

El gobierno que encabeza Jair Bolsonaro decidió abrir parcialmente sus fronteras aéreas, que permanecían cerradas desde principios de marzo, cuando los efectos de la pandemia comenzaron a causar estragos en América Latina. La decisión, firmada por varios ministros que integran su gabinete, se publicó el miércoles por la noche en una edición especial del Boletín Oficial con el objetivo de empezar a reactivar el turismo.

Los ingresos por vía terrestre o marítima continuarán restringidos por 30 días más. De esta manera, los extranjeros que quieran visitar Brasil podrán hacerlo a partir de ahora, siempre y cuando accedan por los aeropuertos de Guarulhos y Viracopos, en San Pablo; Galeao, en Río de Janeiro; y Juscelino Kubitschek, en Brasilia. En tanto, seguirán prohibidos por un mes más los vuelos internacionales que tengan como punto de entrada a cualquiera de las terminales aéreas ubicadas en los Estados de Mato Grosso do Sul, Paraíba, Rondonia, Río Grande do Sul y Tocantins.

Los requisitos serán contar con una cobertura de salud válida en territorio brasileño por el tiempo que dure la estadía y una demostración de que el pasajero no está infectado con COVID-19. Esta documentación deberá presentarse ante la aerolínea contratada por el turista.

Esta flexibilización sin correlato en otro destino de Sudamérica se dio el mismo día en que se registró el mayor número de fallecimientos por coronavirus (1595) y el récord de contagios reportados en un día, con 69.074.