Después de tres mandatos consecutivos, en septiembre te despedís del cargo. Tras siete años al mando de la Cámara de Restaurantes de la Ciudad de Buenos Aires, ¿qué te deja la experiencia?

Muchísimo. Para empezar, el orgullo de ser la primera mujer que preside la cámara gastronómica. También la alegría de representar a mis colegas. Por lo general, siempre te toca bailar con la más fea, es una responsabilidad muy grande que pesa sobre nuestros hombros. Como siempre digo, detrás de una empresa hay una persona que no sólo pone dinero, sino que se juega una ilusión y sus expectativas. Por eso, tener que representar el conjunto de los intereses de los empresarios es una responsabilidad muy grande, que implica esfuerzo, trabajo y dedicación. Todo lo que puse en estos años, así que espero haber estado a la altura de las circunstancias. 

¿Por qué te metiste en este lío, con todas las responsabilidad que ya de por sí implica ser una empresaria?

Tiene que ver con las ganas de asumir la representación de un colectivo y luchar por algo que creemos que es justo. Que a diferencia de los políticos, nuestro trabajo no es rentado: somos empresarios que trabajamos de dirigentes, y aprendemos a serlo en este día a día. Alguien tiene que asumir las riendas y tomar la responsabilidad de defender los interés de algún sector. Es comprometerse más allá de lo individual y entender que sólo en el conjunto vas a conseguir algo. 

Fuiste la primera en presidir la Cámara de Restaurantes, ¿cómo ves el rol de la mujer en la dirigencia?

Nosotros tenemos como pionera indiscutida a la Doctora  (Graciela) Fresno. Creo que la mujer se va imponiendo en distintos niveles y órdenes de la sociedad. Hoy día, el rol que ejerce es un tema de moda, que se discute en todos los foros laborales del mundo. Inclusive, es un tópico central en la Organización Internacional del Trabajo. 

Por caso, los cupos vinieron a garantizar que las mujeres puedan ocupar ciertos roles o lugares. 

Sí, pero es pan para hoy y hambre para mañana. Porque si no estás preparada, no hay nada que hacer, por más cupo que pongan. Más allá de eso, la mujer de a poco fue ganando espacios. En primera instancia, sí, habrá sido por los cupos. Aunque luego demostró estar a la altura de las circunstancias. Ahora bien, como género estamos en clara desventaja, nos cuesta mucho más todo. Es una cuestión cultural y social, que excede al turismo. Ocurre en el mundo. Pese a que ocupamos posiciones, todavía sigue siendo una sociedad muy machista. 

Por fuera de los balances, la actualidad pide permiso y hace pocas semanas Diego Santilli, Vicejefe de Gobierno Porteño, y Gustavo Santos, Secretario de Turismo de la Nación, presentaron el Plan de Seguridad Turística en la Ciudad en la sede de la AHRCC. ¿Qué le pareció el paquete de medidas que buscan mejorar la estadía de los turistas?

Celebramos todas las iniciativas en este sentido. No obstante, el tema de la seguridad es central, no sólo para nuestros negocios, sino para todos los ciudadanos. Todos estamos expuestos, hay una necesidad de vivir en una Ciudad más segura, ya que estamos en situación de alerta permanente. La inseguridad preocupa. Más si nosotros desde nuestros establecimientos lo que vendemos es esparcimiento. Es importante que el gobierno tome el toro por las astas y resulta alentador. Veremos cómo es la puesta en marcha, porque todos estos proyectos son sumamente ambiciosos. Desde los establecimientos debemos aportar nuestra cuota para que el plan sea exitoso. Hay cosas que dependen de nosotros y otras que no.

Una variante que no depende de ustedes es la economía del país. ¿Qué evaluación haces al respecto, porque incide directamente en el día a día de los emprendimientos, sean grandes o pequeñas y medianas empresas?

Aunque no es mi expertise, desde hace mucho tiempo la Argentina se caracteriza por gritar a viva voz que necesita inversiones, pero al mismo tiempo castiga al que invierte un mango. Esto excede al gobierno actual, y al anterior. No es algo partidario. viene de mucho antes. Es una lógica del contrario. El problema pasa por los costos, donde un 40 por ciento es carga impositiva. Es decir: 40 de cada 100 pesos que ingresan se van en impuestos. 

Es un discurso que no se traslada a los hechos, al parecer: quieren que el empresario arriesgue capital, pero no dan las garantías que que se desarrollen. 

El problema que tienen hoy los empresarios es que no se puede hacer frente a ese embate impositivo porque no dan los números, no hay forma, son excesivas. Y esto lo sufren más que nada las Pymes, que son las que marcan nuestra realidad. 

Casualmente, según un relevamiento de la ONG Defendamos Buenos Aires en 35 barrios porteños y en 34 localidades del Gran Buenos Aires, la cifra de locales comerciales cerrados en el primer mes del año fue de 2.536. ¿Es algo que nota desde su posición?

No me gusta hablar de números, no me parece que sean representativos. Prefiero hacer un análisis y no dar números. Me parece más objetivo. La cifra la usas como querés, le das el impacto que te convenga. Más que cuantitativo, me gusta un análisis cualitativo. Ahora bien, si vos haces una recorrida por las calles típicas, es impresionante la cantidad de negocios cerrados que se ven, y muchos de ellos son gastronómicos.