La crisis financiera europea de 2008 postergó el desarrollo de la categoría más exclusiva, pero en los últimos años, las aerolíneas armaron una estrategia comercial al presentar una cuota mayor de lujo, aunque con menos plazas en la cabina.

Hace 18 años, British Airways incorporó a su clase business unos asientos que se extendían como una cama, y los pasajeros que solían viajar en primera se preguntaron si realmente valía la pena pagar cientos de euros más por un par de centímetros adicionales en la plaza, o una mejor selección de vinos.

Con la crisis de 2008, las ventas de primera fueron desplazadas por el crecimiento de la clase business, junto con una tendencia de imagen pública más austera, que se alejaba de la exhibición de la riqueza que fue habitual durante los 90 y parte del 2000.

Emirates es la única de las grandes aerolíneas que ampliaron el número de plazas en la categoría más lujosa en los últimos diez años: pasó de 315.000 en el 2008 a 623.000 asientos anuales en la actualidad.

De todas formas, en la última década, las mayores compañías aéreas prefirieron recortar su número. British Airways las redujo de 560.000 a 481.000, Lufthansa pasó de 494.000 a 175.000, Singapore disminuyó de 190.000 a 107.000, y Air France recortó de 186.000 a 68.000 asientos.