Ante todo pedimos disculpas porque el tema a tratar hoy no es turístico, pero sí tiene que ver con la idiosincrasia del pueblo argentino.

Históricamente, nos hemos dividido en unitarios o federales, peronistas o radicales, izquierda o derecha, kirchneristas o anti k, abortistas o pro vida. La grieta no es nueva, existe en nuestro país desde siempre.

En esta ocasión queremos detenernos en el ejemplo civil y democrático que se produjo en el Congreso con el caso de la media sanción para el proyecto de ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Decimos ejemplos de civilidad y democracia porque la transversalidad política que alcanzó a los diputados, escapa a la lógica partidista que nos representa y enfrenta cotidianamente.

Más allá de las cuestiones políticas y la conciencia de cada uno, los discursos del jueves pasado mostraron un alto nivel de respeto por un tema que no es trivial, como dijo Lilita Carrió, sino que marca un punto de inflexión en los derechos humanos de las personas en nuestro país.

De la misma manera que la Ley de Divorcio o del Matrimonio Igualitario fueron históricas, la media sanción por el Aborto Legal, es un paso adelante en la actualización del pensamiento del político argentino y por consiguiente de la sociedad. No es como dijo Eduardo Feinmann -“ganaron sólo por cuatro votos”-, sino que es la democracia que permitió que los diputados tomaran posición frente a lo que los hacía más personas y no a lo que más les convenía.

Es cierto que la hipocresía y el acting aun existe en nuestra sociedad, pero sin dudas este ha sido otro paso importante para blanquear los cambios en ella.

Falta mucho aun por recorrer, pero estamos un poquito más cerca en el camino hacia una sociedad más justa, aunque todavía quede una cuenta pendiente que es la de desnaturalizar la desigualdad social, pero eso es para otro capítulo.