"Todavía no podemos decir que esté contenido, pero la situación es ahora muy alentadora", dijo este domingo telefónicamente a Télam el secretario provincial de Recursos Naturales, Ariel Martínez.
El funcionario agregó que "el tiempo ayudó y las estrategias funcionaron" para este vuelco en el desarrollo del siniestro iniciado el 15 de enero, aparentemente por un fogón mal apagado.
Martínez informó además que hubo un cálculo más preciso del área afectada que redujo la estimación de 2000 hectáreas a 1700.
"Son 1700 hectáreas dentro del perímetro en donde se libra el combate, porque allí es donde el incendio avanza. Pero en el interior de esa zona no está todo quemado, sino aproximadamente el 70 por ciento", precisó.
El secretario provincial informó que los 85 brigadistas que luchan contra las llamas, recibieron el sábado un refuerzo de 25 efectivos. "Eran de relevo, pero retrasamos un par de días la partida del grupo relevado para dar un golpe importante", explicó.
En cuanto al tiempo, el fin de semana "cesaron los vientos, bajó la temperatura y hasta hubo un chaparrón ayer por la noche", celebró.
El fuego se desarrolla en un área deshabitada sobre bosque nativo (lenga, ñires, turbal) en un remoto y bello rincón de la isla Grande de Tierra del Fuego, entre la orilla sur del lago Fagnano y la cordillera de los Andes, que allí corre de oeste a este.
El siniestro comenzó cerca de las únicas instalaciones en la zona, una hostería y un refugio de pescadores en la bahía El Torito, y se expandió atizado por vientos intensos por la franja delimitada por el lago y la montaña.
Hacia el este fue detenido por los bomberos en un frente próximo a la Bahía Verde. "Está contenido allí desde hace varios días", dijo Martínez.
El mayor combate está en el frente oeste, cerca de la Bahía de los Renos, donde la semana pasada un primer cortafuego fue superado cuando las llamas avanzaron por musgo seco que recubría las laderas pedregosas y penetraron descontroladas en un valle boscoso.
En ese momento, con fuerte viento, algunos desmoronamientos de piedras y palos en llamas generaron incluso focos secundarios y obligaron a replegar a los brigadistas.
"El fuego penetró en el Valle de las Siete Lagunas pero unos pocos metros por la ladera este. Ahí se lo contuvo y se lo acotó con agua y un cortafuego", dijo el funcionario.
El cortafuego es una franja que se determina en el frente de avance del incendio, donde con motosierras y herramientas de mano se retira la vegetación y se moja el terreno para que las llamas, al llegar a ese punto, no encuentren combustible ni condiciones para propagarse.
Los brigadistas determinaron tres puntos del valle para construir esas barreras defensivas, pero al amainar el viento, con el primero fue suficiente hasta el momento.
"De ahora en más, con los frentes contenidos, quedará trabajar sobre los puntos calientes del interior de la zona de incendio y luego trabajar con los focos de cenizas. Esperemos que resulte así", concluyó.
El siniestro obligó a esfuerzos logísticos importantes dado lo poco accesible de la zona. Los brigadistas no locales, aportados por el Plan Nacional de Manejo del Fuego, principalmente de la vecina provincia de Santa Cruz y Parques Nacionales, llegaron a la zona en un avión de la Fuerza Aérea.
También hubo transporte de equipos, incluidos bombeadores para tomar agua del lago, llevados en helicópteros. Los sobrevuelos con helicópteros Robinson 44 también fueron necesarios para las evaluaciones.
Cuando el viento impedía los vuelos, el acceso por agua requería una navegación de 40 minutos desde el extremo este del inmenso lago, cerca de la pequeña ciudad de Tolhuin.
El fuego llegó a dos kilómetros del límite este del Parque Nacional Tierra del Fuego, que se extiende desde allí hasta el límite con Chile.
En Ushuaia, a 19 kilómetros al sur en línea recta, las novedades son seguidas con interés, e incluso un día el humo llegó a la ciudad, disipado, pero sin provocar alarma, según las autoridades y vecinos consultados.