Muchas veces hablábamos de la necesidad de una política aerocomercial sustentable para nuestro país y también de la enorme sensación de improvisación que provocaba la figura del, ahora ex Secretario de Transporte, Ricardo Jaime, a todos aquellos que de una u otra manera estamos vinculados a la industria turística y podemos tener una visión no comprometida con la instancia política vivida el domingo 28.
Sin dudas que, como dice el dicho, la culpa no es del chancho; pero en esta ocasión el chancho llenó su espacio de errores y contradicciones que afectaron seriamente al país.
Las responsabilidades de Ricardo Jaime no se acababan en su inacción para generar una política aerocomercial nacional. En realidad, Argentina no posee una política de transporte seria desde mucho antes de la historia K, pero los últimos años profundizaron la ausencia y trajeron aparejada una crisis difícil de igualar.
Para países como el nuestro, implementar una política que fomente el desarrollo del transporte es vital para el mejoramiento de las economías regionales.
Si algún sector queda marginado de esta política pierde capacidad de producción e incrementa sus costos de distribución, con lo cual se encarece todo lo producido, hasta hacerse antieconómico.
En Argentina todo el interior del país ha sido marginado de dicho desarrollo, ya que muy poco se ha dispuesto para impulsar la modernización del transporte urbano, la puesta en valor de los ramales ferroviarios o la implementación de un plan que permita incorporar nuevas aerolíneas a lo largo y a lo ancho del extenso territorio nacional.
Sospechado y denunciado, Ricardo Jaime y su soberbia provocaron un atraso en materia de transporte que alarma, no sólo por la falta de estímulos para captar nuevas inversiones, sino también porque sostuvo su inercia en políticas de subsidios que sólo sirvieron para no aumentar las tarifas del transporte público y favorecer la concentración de empresas.
La derrota electoral exigía un cambio de funcionarios y la salida de Jaime es un botón de muestra que se debe profundizar no solamente con un poco de maquillaje, sino también con medidas que muestren una verdadera vocación por cambiar las cosas.

Manuel Sierra
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